‘En mi juventud fui muy amarrado’: Arturo Calle - 24 de Abril de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 634917693

‘En mi juventud fui muy amarrado’: Arturo Calle

Carlos Arturo García M. Redacción Economía y Negocios “De joven era más amarrado que cualquiera. Gastaba solo lo necesario, al punto de que prefería ir al cine solo. No invitaba ni a las muchachas de la época con tal de ahorrar, porque mi meta en la vida era ser independiente”. Así define sus años de juventud el reconocido empresario de la confección y comerciante Arturo Calle, cuya empresa con el mismo nombre cumple cinco décadas de operaciones en el país. Desde joven se consagró como un diestro vendedor, primero de los productos que su madre cosechaba en la pequeña finca situada en Altos de Robledo (en las afueras de Medellín), lugar donde vivía junto con sus nueve hermanos. Su fama como vendedor de frutas, hortalizas y flores creció a tal punto que pronto sus vecinos requirieron de sus habilidades para que les ayudara a comercializar también sus productos, sin reparar en sus escasos 12 años y su porte menudo. Desde ese momento, su pasión por los negocios y el deseo de involucrarse en varios sectores de la economía fue creciendo con el tiempo. Ese interés -casi obsesión- estaba por encima de cualquier cosa, incluso del estudio. “Solo tengo el bachillerato y no más”, afirmar Arturo Calle sin titubear o siquiera sonrojarse. Recuerda que en su época de estudiante solía faltar a clases por irse a cuanta feria ganadera se realizaba en su natal ciudad. Luego debía ingeniárselas para conseguir una excusa para que el colegio no lo sancionara. “Tenía un amigo que atendía un puesto en la plaza de mercado; yo le redactaba las excusas, y él las firmaba con el nombre de mi mamá o el de mi papá”, recuerda entre risas el empresario. ¿Dónde quedó esa pasión por la ganadería? Hacer un buen desarrollo en ese negocio requiere de mucho dinero para comprar tierras, y yo en ese entonces no tenía capital. Mis ahorros eran 13.000 pesos, que logré juntar de dos años de trabajo y muy pocos gastos, más 4.000 pesos que me prestaron, por lo que me quedó más fácil meterme por el lado del comercio. Y ahora que tiene recursos, ¿no le gustaría invertir ahí? Nunca es tarde; de hecho, ya es una realidad encabezada por mis hijos, pero ya no son dos o tres vacas, son varios miles de cabezas de ganado, y aspiro a que ellos puedan seguir consolidando bien ese concepto de empresario ganadero con unas 30.000 o 50.000 reses. *** Su suegro, Héctor Correa, fue quizás, sin proponérselo, quien lo metió de lleno en el mundo de las confecciones, pues tenía una cadena de almacenes en...

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