Entrevista: Magistrado Emérito, Dr. h.c. múltiple Perfecto Andrés Ibáñez
| Autor | Prof. Dr. Fernando Velásquez Velásquez |
| Cargo | Director del Departamento de Derecho Penal de la Escuela Mayor de Derecho de la Universidad Sergio Arboleda; profesor de la misma casa de estudios |
| Páginas | 247-264 |
Magistrado Emérito, Dr. h.c. múltiple Perfecto Andrés Ibáñez
Fernando Velásquez Velásquez*
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En esta oportunidad se ha dialogado con el Dr. Perfecto Andrés Ibáñez,
nacido en el año de 1943 en Palencia (Castilla y León), España. Él hizo sus
estudios de Derecho en la Universidad de Navarra a la cual ingresó en 1961;
luego, se integró al movimiento Justicia Democrática, un grupo de jueces,
scales y secretarios judiciales, conformado hacia nales de los años sesenta,
en plena época franquista, en la clandestinidad, con el único n de luchar por
un Estado de derecho con una jurisdicción independiente y garante de los
derechos fundamentales. En 1973 ingresó a la Escuela Judicial.
* Director del Departamento de Derecho Penal de la Universidad Sergio Arboleda. Co-
rreo de contacto: fernando.velasquez@usa.edu.co
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Fernando Velásquez Velásquez
ISSN: 2027-1743 / 2500-526x (en línea) enero-junio de 2020
En 1979, con el advenimiento de la nueva Constitución y tras la disolu-
ción de Justicia Democrática, se integra a una nueva organización que se de-
nominó la Asociación de la Magistratura en cuyo seno, en 1983, nacerá una
corriente de opinión que se denominó Jueces para la Democracia, la cual se
constituyó con un sonoro borrador de maniesto redactado por Andrés Ibá-
ñez; como esta dirección de pensamiento fresco encontrase dicultades para
pervivir al interior de la citada agrupación, en mayo de 1984 surgió como
asociación independiente Jueces para la Democracia, que todavía subsiste con
una publicación que ha marcado una nueva época para la judicatura española
y es bien conocida: Jueces para la Democracia. Información y Debate.
Entre tanto Perfecto Andrés Ibáñez se dedicaba a realizar sus tareas co-
mo juez en Toro, Zamora, desde donde, tras ocupar diversas posiciones co-
mo juez en Bilbao, Logroño Madrid (sin olvidar su estadía en Consejo Gene-
ral del Poder Judicial) y actuar como magistrado de la Audiencia Provincial
de Madrid, muchos años más tarde llegará a la Sala Segunda (de lo Penal)
del Tribunal Supremo Español como magistrado, ente judicial en el cual se
jubiló y del cual es emérito.
De su paso fugaz por la Universidad (en la cátedra de Joaquín Ruiz-
Giménez) le quedó un profundo amor por la losofía del Derecho gracias a
Elías Díaz y a un grupo de especialistas en esta área que marcó su vida; sin
embargo, sería el contacto con Luigi Ferrajoli y Michele Taruo, el que lo
enrutaría con mayor decisión por estos senderos. Esos nexos con Italia y con
su judicatura democrática lo llevarán a traducir muchos trabajos, sobre todo
del primero, que lo harán a él y, por supuesto, a Ferrajoli, muy conocido en
el mundo de habla hispana; también vendrán sus numerosos libros, artículos
publicados en diversas revistas –pero sobre todo en la que fundó y dirigió
por treinta años como órgano de expresión de Jueces para la Democracia– y
libros colectivos, sus conferencias, clases, viajes, etc. Esto sin olvidar su acti-
vidad periodística durante treinta años con columnas periódicas en el diario
El País.
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