Es hora de alistarse para el fin de la Pax Americana - 18 de Junio de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 682957277

Es hora de alistarse para el fin de la Pax Americana

Nueva York. Hace ya tiempo que el orden construido por Estados Unidos en Europa y Asia oriental después de 1945 muestra signos de resquebrajamiento, y la decisión del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el clima no hace más que acelerar este proceso. Por primera vez desde los primeros años de la presidencia del general Charles de Gaulle en Francia, un importante líder occidental (la canciller alemana Angela Merkel) declaró abiertamente que Europa ya no puede depender del liderazgo estadounidense. Puede parecer irónico que esto lo diga una alemana y atlanticista comprobada, pero en realidad es muy apropiado, porque Alemania, en su transformación de dictadura asesina a pacífica democracia liberal, necesitó a Estados Unidos más que ningún otro país. Tal vez convenga tomarse el fin gradual de la Pax Americana con optimismo. Ningún sistema imperial dura para siempre. Un orden internacional que era totalmente razonable cuando el mundo estaba saliendo del desastre de la Segunda Guerra Mundial, para meterse enseguida en una larga Guerra Fría entre dos superpotencias nucleares, tal vez ya no sea adecuado, y puede ser un obstáculo al surgimiento de otros arreglos mejores. El primer secretario general de la Otán, Hastings Ismay, decía sin pelos en la lengua que el propósito de esa organización era “mantener a los estadounidenses adentro, a los rusos afuera y a los alemanes abajo”. Pero mantener a Alemania “abajo” ya no es necesario, y hoy se discute si fue buena idea mantener a Rusia “afuera” después del derrumbe de la Unión Soviética. Y hay algo en lo que Trump tiene razón, aunque lo exprese con tosquedad: Europa, lo mismo que Japón, se tornó demasiado dependiente del poder militar estadounidense. Esta dependencia en materia de seguridad colectiva no convierte exactamente a los aliados de Washington en colonias. Y Estados Unidos no es formalmente una potencia imperial. Pero hoy, en Asia oriental y Europa occidental se ven ciertos aspectos de un dilema frecuente en la etapa tardía de los imperios. Un abandono demasiado rápido del papel de liderazgo de Estados Unidos podría generar un caos en el que potencias menos benignas ocupen el vacío resultante. Pero una excesiva prolongación del sistema liderado por Estados Unidos impedirá a los países dependientes asumir más responsabilidad por su propia seguridad. Lo que dice la historia El resultado de la desintegración de los órdenes imperiales suele ser la...

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