Espionaje a ballenas desde el aire - 25 de Octubre de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 471362118

Espionaje a ballenas desde el aire

Javier Silva Herrera Redacción Vida de Hoy “Preservar las ballenas no es una alternativa o una cuestión de divinidad. Cuando levantan sus colas o dan brincos inusuales mar adentro, nos están indicando que son más que una buena postal. En esos momentos de éxtasis y de impresión, cada una es un termómetro con señales sobre la salud de los mares”. Diego Taboada no exagera. Después de más de 20 años observándolas y vigilando su comportamiento, este biólogo sabe lo que dice. Las ballenas, como él bien afirma, no son un mero accidente oceánico. “Migran, dominan territorios inmensos y se reproducen en áreas que están a miles de kilómetros de aquellas en donde se alimentan. Por eso, si las ballenas en un sitio de cría muestran signos de desnutrición, esto indica que algo está sucediendo en sus áreas de alimentación. Pero si tienen altos niveles de contaminantes en sus tejidos, esto es un indicador de polución en el mar”. Pero no solo son bioindicadores, como este argentino lo explica. Existen, por ejemplo, para ayudarnos a regular el clima del planeta. Lo hacen cuando comen plancton, esos pequeños seres que flotan en el agua salada. Lo que pasa es que ellas, a su vez, reciclan el hierro presente en este alimento y lo convierten en fertilizante para crear nuevas porciones de estos microorganismos capaces de capturar tanto dióxido de carbono como los bosques de la Tierra (aproximadamente un millón de toneladas al año). Al saber todo esto, una frase más de Taboada adquiere sentido: “Protegerlas es una causa hermosa. Y si las cuidamos y de paso trabajamos por preservar su medioambiente, nos estamos protegiendo también a nosotros mismos”. Él le cuenta a EL TIEMPO que lleva más de 25 años en esa misión como fundador del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) –del que ahora es presidente–, una organización que se ha instalado en los mares del sur del continente, más precisamente en la península Valdés, en plena Patagonia, para ejercer una labor que más parece una misión de espionaje. A través de fotografías e imágenes aéreas, Taboada y su equipo han logrado captar 155.000 imágenes de 2.850 ballenas diferentes de la especie franca austral, lo que convierte a este trabajo en el más riguroso que se haya hecho en el mundo para seguir el rastro de cetáceos. Es una labor de ‘fotoidentificación’ que ha permitido seguir a algunas de las ballenas por más de 30 años y que acaba de recibir el premio de la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, uno de los...

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