Espuma de los acontecimientos - 15 de Septiembre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 649069469

Espuma de los acontecimientos

Grandezas y miserias

El debate sobre los acuerdos, pacientemente construidos en La Habana por representantes de la República de Colombia y voceros de las Farc, viene copando la atención del país y seguirá haciéndolo hasta cuando se realice el plebiscito convocado para aprobarlos o improbarlos. No sin episodios conflictivos como la suspensión por el Consejo de Estado de la reelección del procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, a quien se le había crecido la propensión camorrista. En realidad, con ocasión del desempeño de sus funciones, venía deslizándose a críticas cada vez más acerbas a los servidores públicos, apuntando cada vez más alto en el panorama de su presunta jurisdicción. En especial, al Presidente de la República, con quien venía hombreándose, cuandoquiera sus determinaciones o sus palabras pudieran aparecer expuestas a su vigilancia. Jamás un funcionario de su categoría se atrevió a tanto. Se cita como antecedente la reprensión ocasional y única del procurador Mario Aramburu al presidente Carlos Lleras Restrepo por el desliz verbal que consideró intervención calculada en política. Pero, de resto, prestó discreta, abnegada y eficaz colaboración como abogado que de suyo lo era de la Nación, en casos conflictivos de muy difícil manejo y escabrosa solución. Vínculos familiares de afecto y patria chica me han ligado a los antecesores del doctor Alejandro Ordóñez Maldonado, también oriundo de mi amada ciudad de Bucaramanga. En principio, atribuí sus primeros descarrilamientos a razones puramente temperamentales y accidentales que no habrían de convertirse en costumbre y línea de acción. Bien pronto, sin embargo, demostró que la intransigencia visceral era propia y característica de su estilo. Propicia de suyo para exponerlo a resquemores y animadversiones. Como la que acabó llevándolo al precipicio administrativo. En contraste con estos amagos de conflicto e incomprensión, encuentro en mi cuarto de trabajo, refundido entre otros papeles, un librito en memoria de Rómulo Betancourt (1908-1998), en el cual campea la grandeza a la luz de su correspondencia epistolar. A la memoria viene el recuerdo de la comunicación telefónica que ese insigne personaje me hiciera desde Berna (Suiza) a Madrid (España), hacia el mes de julio de 1981, cuando por voluntad propia...

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