De cuando falta un vaso en la mesa y sobra un alma en el cielo - Tercera parte. Otras perspectivas de la justicia y la paz - Justicia y paz en la novela de crímenes - Libros y Revistas - VLEX 857334827

De cuando falta un vaso en la mesa y sobra un alma en el cielo

AutorLeonardo Oyola
Páginas371-378
371
DE CUANDO FALTA UN VASO EN LA MESA
Y SOBRA UN ALMA EN EL CIELO
Leonardo Oyola
“Esto… no se va a quedar así. No se va a quedar así”. Como si inten-
taras responder el enigma de qué vino primero, si el huevo o la gallina,
no podés arriesgar si escuchaste por primera vez esta frase en la calle o
en la tele. Si quien la pronunció fue una persona real o un personaje de
ficción, un vecino de tu barrio, un familiar con tu mismo apellido, una
mujer llorando de la bronca… o algún detective implacable de las series
estadounidenses de los setenta; o quizás, en la pantalla grande, un cow-
boy solitario volviendo a las armas. Tal vez hasta escuchaste la frase en
labios de la sufrida heroína de un culebrón, o en la boca de la villana de
la misma telenovela. “Esto… no se va a quedar así”.
La primera noción que tenés de la palabra justicia, aún sin nombrarla,
es la de sentencia. Una sentencia que no ha sido dictada por un juez, que
no es el veredicto al que ha llegado ningún jurado. La primera noción
que tenés de la justicia como término es primitiva, sanguínea, bíblica: la
ley del talión, la del ojo por ojo. Será porque entendés, desde muy chico
nomás, que una vez cometido el delito —en cualquiera de sus manifesta-
ciones— existe algo en nuestro interior que, cuando se despierta, sabemos

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