Fernando Botero explora la pintura erótica - 10 de Noviembre de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 474795874

Fernando Botero explora la pintura erótica

Tatiana Escárraga Editora Redacción Domingo Al maestro Fernando Botero (Medellín, 1932), uno de los pintores vivos más reconocidos del mundo, lo sorprende que a su edad, 81 años, todavía pueda pintar de pie durante tantas horas. Casi todos los de su generación, dice, están retirados, sentados en una mecedora con las pantuflas puestas. No es su caso. De hecho, no sabría pintar en una silla. Hay en su voz un cierto aire triunfalista: al otro lado del teléfono se le intuye jovial, un dandi absolutamente encantador capaz de reírse de sí mismo. A veces un poco tímido, eso sí. Nos atiende desde su casa de Mónaco. Acaba de llegar de Nueva York. No para. Días atrás publicó Circus: paintings and works on paper, con imágenes y pinturas circenses. Y antes de eso, estaba inmerso en una serie que tituló Boterosutra. Son 70 imágenes inspiradas en el milenario Kamasutra y elaboradas a partir de varias técnicas: acuarela, carbón, lápiz, lápices de colores y sanguinas. Cincuenta de esos dibujos serán exhibidos en la galería Gmurzynska, en Saint Moritz, Suiza, entre diciembre y enero. Este es, según Botero, uno de los trabajos más eróticos de su carrera. Quizás, el más. ¿Por qué el erotismo? ¿Por qué el Kamasutra? ¿Por qué a su edad? ¿Por qué no? Son demasiados interrogantes y muchas reflexiones. El maestro se muestra parco en algunas respuestas y evade otras. “No soy un experto en las artes amatorias”, dirá. Aunque más que eso, pareciera que hay en él una especie de contención, pudor, tal vez, que le impide abrirse. Hace un par de años, esta periodista intentó someterlo a un cuestionario Proust (el célebre juego que popularizó Marcel Proust y a través del cual pretendía descubrir la verdadera naturaleza del entrevistado) y a pesar de que en un primer momento aceptó, dos días después envió un correo con el siguiente mensaje: “Se me había olvidado que el cuestionario Proust era tan íntimo. Es un psicoanálisis público. Creo que prefiero abrir mi alma a la pintura”. ¿Cómo se le ocurrió el ‘Boterosutra’? En mayo estaba en Italia trabajando en una escultura de una mujer reclinada y no lograba encontrar la solución de la composición como yo quería. De pronto, se me ocurrió que si ponía una figura masculina encima como si estuviera haciendo el amor, podría lograr componer mejor el tema. Nunca había hecho algo así. Y me pareció que había encontrado una solución plástica muy importante, además de cierta audacia. Terminé esa escultura; hice una segunda, después una...

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