Foucault tal y como yo lo imagino - Núm. 20, Enero 2002 - Revista Estudios Políticos - Libros y Revistas - VLEX 745498437

Foucault tal y como yo lo imagino

AutorJulio González Zapata
Páginas101-120
Estudios Políticos No. 20. Medellín, enero -junio 2002
101-120
FoucauIt tal y como yo lo imagino
*
Ala memoria de Cristian Cardona, "con quien tanto quería"
Porque somos mas libres de lo que creemos, -y no porque
estemos menos determinados, sino porque hay muchas cosas con
lasque aún podemos romper- para hacer de lalibertad un problema
estratégico, para crear libertad. Para liberamos de nosotros mismos.
ouc
Cuando decidí participar en este foro sobre Michel Foucault con la
ponencia denominada "una semblanza", cometí un error de cuya dimensión
sólo pude percatarme cuando empecé a preparar mi intervención: es imposible
separar la vida de Foucault, de su trabajo. Igual que Nietzsche, Foucault
concibió el trabajo filosófico fundamentalmente como un esfuerzo por llegar
a pensar de otra manera; como un esfuerzo para llegar a ser lo que no se es.
Por eso resulta improbable, o por lo menos inconsecuente, separar a Foucault
como sujeto, de su legado. Son una sola cosa. Por lo tanto, aquí no se
distinguirá entre la semblanza del pensador y lo que nos ha dejado, sino que
se usará otra división: en los apartados primero y segundo me referiré a
Foucault tal y como lo he imaginado,
y
a Foucaulttal
y
como él mismo,
y
otros,
han presentado su imagen. En laparte final del documento aludiré
rápidamen-
*
El texto es una adaptación de la conferencia presentada en el foro "Michel
Foucault: a dieciocho años de su muerte", celebrado el día 24 de junio de 2002
y auspiciado por la Facultad de Derecho y el Instituto de Estudios Políticos de
la Universidad de Antioquia.
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Julio González Zapata/ Foucault tal y como yo lo imagino
te a los temas de la muerte y del placer, como dos cuestiones a las cuales nos
acerca el autor y, sobre todo, como la experiencia a la que nos enfrenta por
estos días la muerte del joven amigo, estudiante de derecho, en cuya memoria
escribo estas líneas.
He tomado prestado de Maurice Blanchot el título de este texto porque
creo que la única posibilidad que tenemos de hablar de alguien es esa: tal como
lo imaginamos. Yporque además -como Blanchot- podría justificar ahora mis
palabras acerca de Foucault, con el hecho de que "no llegué a tener relaciones
personales con él"
.1
Estas mismas razones, por cierto, explican el tono perso-
nal con el que se conduce esta exposición.
Mi conocimiento de Foucault ha surgido de unas cuantas lecturas, de
algunas fotografías ydel dibujo de un gesto suyo que adorna la sala de mi casa.
He ido formándome una imagen de Foucault durante un tiempo en el cual he
utilizado sus escritos como él recomendaba que lo hiciéramos: como unos
lentes que usamos si nos permiten ver mejor, pero que dejamos de lado si nos
oscurecen la mirada. En el transcurso de muchos años, esos lentes me han
servido para preparar las clases que tantos estudiantes han debido soportar en
la facultad de derecho de la Universidad de Antioquia; lo he citado en algunos
textos y, sobre todo, me he valido de ellos para llevar las conversaciones con
mis amigos hasta esos momentos en los que la razón, con mayúscula, se
disuelve en el aire y deja apenas un manojo de racionalidades parciales y
locales que resultan sin embargo útiles para sospechar de las más cercanas y
sólidas evidencias.
Tengo que admitir que en todos esos ejercicios que hacemos quienes
vemos así a Foucault, hay más de provocación que de seriedad: navegar contra
la corriente apoyados en él, o auscultar la cara de sorpresa o la actitud de
desaliento que causa la reproducción de algunas afirmaciones suyas, son cosas
que producen una alegría que impulsa a volver sobre sus libros, una y otra vez,
como en un juego ... que va volviéndose ya definitivo. Un juego serio si se
quiere, pero un juego al fin de cuentas. Un juego en el que -en esta parte del
mundo por lo menos- algunos comenzamos a participar hace ya casi tres
décadas, invitados por la frase suelta de algún conferencista, por la precaria
referencia que hacía un recién llegado -de esas otras partes del mundo- o por
1 Maurice Blanchot. y como yo lo
.
Trad. Manuel Arranz,
Pretexto,
S.f.
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