Fuentes para financiar el posconflicto - 27 de Noviembre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 546083862

Fuentes para financiar el posconflicto

Los avances en La Habana, a pesar de tantas piedras en el camino, suman beneficios mutuos que las partes no tirarán adrede a la basura. Por las reglas acordadas, aspectos cruciales de la estrategia se zanjan paralelamente fuera de la mesa, desde ventajas militares hasta el mayor respaldo político, al interior y en el contexto internacional. El juego a múltiples bandas es más exigente para el Gobierno, que busca un acuerdo políticamente correcto con su contraparte, a la vez que debe asegurar el cierre financiero para el éxito de su ejecución. Conocer los costos y anticipar la financiación de un proyecto es tan elemental para un economista, administrador, gobernante o para quien ejerce control, como para cualquier persona. El acuerdo de paz de 1991 nos embelesó con la torre de derechos levantada sin calcular su costo. Más de dos décadas después de esta construcción seguimos sin plata para garantizar los derechos que consagró la Constitución Política. Para contribuir a no condenarnos con la repetición de la historia, compartí la reflexión sobre la ‘Viabilidad económica y fiscal del nuevo acuerdo social’ (Portafolio, 2-10- 2014. Días después, economistas y exministros posicionaron el tema financiero del acuerdo de paz y el Congreso aprobó el presupuesto de 216 billones de peso para la vigencia 2015, sin subsanar la alerta de la Contraloría General por la desfinanciación de 12,6 billones de pesos, lo que dejó en entredicho la autoridad real del órgano de control. El déficit fiscal en las próximas vigencias será superior por las tendencias internacionales desfavorables, como la caída del precio del petróleo, y por la incorporación en el Plan de Desarrollo de los acuerdos de La Habana. Sin cálculos fehacientes por la incertidumbre de la culminación y refrendación del acuerdo, en el que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, cualquier estimación del costo de los compromisos sobrepasa las posibilidades de financiación con recursos propios e incluso supera la capacidad de endeudamiento del país, razón por la que ‘las cuentas del posconflicto no dan’. Si financiamos la violencia con nuestro consentimiento tácito, con el silencio frente a los vejámenes de la guerra que no paramos a tiempo, ¿cuánto más debemos aportar para vivir pacíficamente? Cualquier contribución debiera darse en la medida de nuestras capacidades, sin estrangular a unos o a otros, mucho menos a las víctimas del conflicto. No será a los más pobres a quienes se pida lo que...

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