Gandhi y nosotros - 2 de Octubre de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 815094509

Gandhi y nosotros

Si esa Alma Grande (Mahatma), como lo bautizó el premio nobel Rabindranath Tagore, estuviera con nosotros, no vacilaría en honrar los acuerdos de paz suscritos como precepto básico para el momento político nacional, y en aislar legal, social y culturalmente a los que proponen el regreso a la guerra -llámense disidentes, bandas criminales, capos de las variadas mafias, paramilitares, extremistas de derecha o mercaderes de la muerte. Son los más equivocados aquellos que junto a Maduro pretenden revalidar una guerrilla son la decadencia extrema del ideal revolucionario, tratando de lavar su biografía y su fortuna mal habida. Los asesinos que intentan reencauchar el paramilitarismo son sus compadres. Y los que no pueden perdonar y continúan sembrando odio y venganza en los circuitos mediáticos y en las ramas del poder público. Si Bapu, como le llamó el pueblo, viviera, con sus 45 kilogramos de peso, insistiría en su satyagraha, en la verdad como base de la sanación colectiva, les diría a todos que cesen en la tarea de irritar el alma nacional; que propicien debates, pero no extiendan más tinieblas sobre la faz de Colombia, que abandonen la dialéctica de la odiosa polaridad, y se los diría en voz alta, desde la no violencia, pues siempre comprendió que solo el débil es violento. Envuelto en su trapo de algodón les recitaría el pregón: ir al encuentro con la verdad, ella se expresa por sí misma en la no violencia y, a su vez, esa no violencia se revalida a través de la verdad. Cuánto nos gustaría a los ciudadanos de a pie acceder al propio Presidente de los colombianos para pedirle que afiance su libertad no, como suelen decir algunos, respecto al jefe de su partido, sino respecto al grupo de radicales oportunistas de derecha entre sus ‘partidarios’, que son la oposición interna con sus continuas ráfagas de fuego amigo. Cómo desearíamos poder hablar con los magistrados a fin de recordarles, en honor a la memoria de Gandhi, que deben aplicar la ley sin matices a los que traicionan la paz desde los dos extremos y huyen de los procesos, más también para refrendar la convicción del líder revolucionario acerca de que, para quien imparte justicia en ciclos de transición conflictual, en el fuero interno de su ser, no hay secretos que esconder, no hay margen para la astucia y no hay lugar para la mentira o para la venganza. El escrutinio de los hechos aporta a la justicia y no se opone al espíritu de afirmación y reconciliación en la forja del porvenir...

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