¿Glifosato y dosis mínima? Pero nadie se acuerda de los niños ni de sus madres - 20 de Septiembre de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 739501889

¿Glifosato y dosis mínima? Pero nadie se acuerda de los niños ni de sus madres

CRÓNICA Juan GossainESPECIAL PARA EL TIEMPOConfieso que estoy escribiendo con el alma en el suelo. Tengo ganas de echarme a llorar, pero no sé si es de rabia o de dolor; a lo mejor es una mezcla de ambas cosas. Según las estadísticas más recientes de la ONU (nada menos), en las zonas colombianas que se dedican a producir coca el 68 por ciento de los niños no van a la escuela. ¿Por qué? Porque los colegios les quedan muy lejos, porque no hay aulas suficientes, por miedo a la inseguridad o porque sus propios padres los obligan a trabajar la tierra, ya sea para cosechar alimentos o, inclusive, para sembrar coca. Por eso mismo, el 36 por ciento de toda la población campesina que vive en regiones de alta densidad de coca no sabe leer ni escribir. ¿Qué país es el que estamos creando, por Dios Santísimo? El debate está que arde. Dosis personal, fumigaciones, glifosatos: empezó de nuevo la discusión. El Gobierno propone decomisar las dosis de narcóticos, aunque sean mínimas, que no estén amparadas por una orden médica. Y se decidió también que vuelvan las fumigaciones contra cultivos ilegales, ahora desde el propio suelo, para evitar los perjuicios del glifosato aéreo sobre la naturaleza y las personas. El gran caos Hay opiniones a favor y en contra. El tema retumba día y noche en la prensa y las redes sociales. Lo inundan a uno con mensajes electrónicos. ¿Y los campesinos? ¿Y los territorios afectados? ¿Y de la gente, qué? Nadie se acuerda de ellos. Son los olvidados de la tierra. Manuel Rincón, que podría ser su símbolo perfecto, es un labriego anónimo que tenía una finca en Arauca. De allí lo sacó la guerrilla. Se fue al Casanare, su tierra natal, y empezó de nuevo a sembrar. De allá lo sacaron los paramilitares. Regresó a su antigua finca de Arauca, pero ya no como propietario, sino como peón. Su historia se repite diariamente, como una cantaleta trágica, por todo el país. Lo que se está formando en Colombia es una gran confusión y un enredo monumental. Cada quien tiene su propia solución. Por ejemplo: el crecimiento de las hectáreas sembradas de coca varía según el autor de la información. Unos lo afirman y otros lo niegan. Unos lo suben y otros lo bajan. Y ya la gente no sabe a quién creerle. La llegada de Trump Como si faltara un elemento más para subirle el tono a la discusión, a finales de este año llegará a Colombia el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un hombre tan conflictivo y tan impredecible que algunos periódicos...

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