la gran joya de los descubridores del galeón San José - 31 de Diciembre de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 692976229

la gran joya de los descubridores del galeón San José

El HOV* Alvin en cifras

El HOV (*) Alvin en cifras

Es el sumergible tripulado capaz de alcanzar la mayor profundidad: 6.500 metros. Lo opera la Institución Oceanográfica de Woods Hole, pero es propiedad de la Marina de Estados Unidos. En el 2007 se logró una conversación telefónica entre los tripulantes del Alvin, en el fondo del mar, y los astronautas de la Estación Espacial Internacional. Desde 1964, una mujer y 38 hombres lo han piloteado. La Estación Espacial Internacional ha tenido 75 comandantes en menos tiempo. No hay baño a bordo. La idea es ir antes de la inmersión, que dura entre seis y diez horas. La alternativa es usar una botella. * Human Occupied Vehicle (vehículo tripulado por humanos).

Es el sumergible tripulado capaz de alcanzar la mayor profundidad: 6.500 metros. Lo opera la Institución Oceanográfica de Woods Hole, pero es propiedad de la Marina de Estados Unidos. En el 2007 se logró una conversación telefónica entre los tripulantes del Alvin, en el fondo del mar, y los astronautas de la Estación Espacial Internacional. Desde 1964, una mujer y 38 hombres lo han piloteado. La Estación Espacial Internacional ha tenido 75 comandantes en menos tiempo. No hay baño a bordo. La idea es ir antes de la inmersión, que dura entre seis y diez horas. La alternativa es usar una botella. * Human Occupied Vehicle (vehículo tripulado por humanos)

la gran joya de los descubridores del galeón San José

Ninguna nave tripulada alcanza mayor profundidad que este sumergible, que encontró los restos del Titanic. Lo opera Whoi, la empresa que ubicó la embarcación española en aguas colombianas.

Woods Hole, Massachusetts (EE.UU.).

El sumergible de grandes profundidades Alvin es el equivalente submarino del transbordador espacial. Es pequeño y poco agraciado, con costados que parecen los de un animal engordado, y dos extremidades dobladas como patas de grillo. No obstante, es una de las máquinas tripuladas más sofisticadas del mundo. Y su lista de logros es colosal. Durante los últimos 50 años, recuperó una bomba de hidrógeno perdida; investigó el impacto del derrame de la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México; ayudó a documentar el naufragio del Titanic, llevando hasta él a la primera expedición tripulada, y volverá el año entrante; reveló la existencia de las chimeneas hidrotermales, un exótico terreno del fondo marino que los científicos jamás imaginaron; descubrió formas de vida inesperadas donde no hay ni un asomo de luz, al calor del magma que yace bajo la corteza terrestre, y revolucionó nuestro entendimiento de dónde y cómo puede aparecer la vida en la Tierra y en otros planetas. Y quizás en un futuro añada a esta lista la exploración del galeón San José, pues el Alvin es la joya de la corona de la Institución Oceanográfica de Woods Hole (Whoi, por su sigla en inglés), la empresa que ayudó a ubicar la nave española, hundida en aguas colombianas. Tras una invitación de la Whoi, hace un par de años fui a visitar a Alvin en Cape Cod, Massachusetts, justo cuando estaba pasando por una metamorfosis que lo convertiría en Alvin II. Ver al célebre vehículo en seco es algo tan fuera de lugar como un papagayo nadando entre corales: Alvin suele estar a bordo de su buque nodriza, Atlantis, o sumergido bajo alguno de los siete mares. Toca tierra apenas cada lustro. Ahora, a sus 53 años y después de una serie de cirugías radicales, la nueva versión del sumergible, con una esfera de titanio más grande, gruesa y con más ventanas, es capaz de alcanzar los 6.500 metros de profundidad (2.000 más que antes), lo que pone al alcance de la ciencia, por primera vez, más del 95 por ciento del lecho marino. “Alvin llora cuando está fuera del mar”, me dice el veterano piloto Bruce Strickrott, que se ha sumergido más de 330 veces al frente de los controles del sumergible. "Hay gente que entra aquí y no tiene ni idea de que es un vehículo tripulado, sin cables que lo aten a la superficie", añade en tono acusatorio. Me apresuro a decir que el aparato es un ícono de la exploración abisal. "Me alegra que lo diga -responde-. Para mí lo es. Alvin partió en dos la forma en que se hace la ciencia en las profundidades". Strickrott cruza los brazos y examina al sumergible como si se tratara de un crítico ante una obra de arte. Alvin está semidesnudo. Varias de las piezas de espuma blanca y fibra de carbono que le dan...

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