Guerra de patronímicos - 3 de Mayo de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 509110206

Guerra de patronímicos

En su ensayo ‘Del poder y la gramática’ (1993), el historiador británico Malcolm Deas examina los cercanos vínculos entre la política colombiana y la gramática. Allí recuerda que varios líderes de los dos partidos tradicionales fueron doctos en materias de lenguaje, o por lo menos aficionados a ellas. Así don Miguel Antonio Caro, don José Manuel Marroquín y don Marco Fidel Suárez, entre los que llegaron a la silla de Bolívar; y don Rafael Uribe Uribe, entre los que la habrían alcanzado de no haberse interpuesto la hachuela de sus asesinos. El escritor Roberto Rubiano Vargas resume así esas épocas: “La palabra era depositaria de poderes inconmovibles. La gramática se apoderó de la presidencia de Colombia durante casi cincuenta años y otro gramático le impuso al país una constitución que rigió durante 105 años”. El presidente López Pumarejo demostró en 1944 la importancia del verbo cuando, según dicen, convenció a los conspiradores de Pasto de que no podía renunciar a la Presidencia porque, para ser válida, la dimisión debía estar escrita en papel sellado, y no lo había a mano. También es fama que, en medio de los fragores de la guerra de los Mil Días, Uribe Uribe se desvelaba trabajando en su Diccionario abreviado de galicismos, provincianismos y correcciones del lenguaje. Hace años no...

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