Gustavo Quintero, graduado de Loko en los escenarios - 24 de Diciembre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 879371670

Gustavo Quintero, graduado de Loko en los escenarios

El que me metió al mundo de grupos musicales fue mi maestro, mi amigo del alma, Aníbal Ángel, ya él sabía tocar acordeón y piano, no muy bien porque apenas estaba empezando, pero se defendía y todos los días ensayaba, además logró estudiar en la Escuela de Bellas Artes. Por circunstancias de la vida que todo lo acomoda, Aníbal fue a hacer una diligencia a un restaurante ahí en Medellín que se llamaba Cirus Bar. Allí había un piano y mientras el señor salía para atenderlo Aníbal vio ese piano y se puso a tocar. El dueño al verlo y oírlo le preguntó que si era pianista, a lo cual Aníbal respondió que muy poquito, que tocaba mejor acordeón. El señor dueño del bar le contestó "a mí me gusta como toca, ¿quiere trabajar acá?". Y medio indeciso Aníbal aceptó y lo contrataron. Pero el señor le propuso que consiguiera otros dos muchachos para que lo acompañaran y llamó a Hernán Cuervo, que anteriormente acompañaba a Aníbal en un grupo y me llamó a mí para que cantara y tocara la pandereta. Nos retiramos del bar Aníbal, Cuervo y yo. Aníbal se fue para Bogotá a estudiar y trabajar, Cuervo creo que se fue para Estados Unidos y yo por todas partes donde pudiera estar, para trabajar y cantar. Imagínense que trabajé en almacenes de ropa para hombre, vendiendo y haciendo mandados. Con unos amigos que conocí en la Feria de Ganados de Medellín, lugar que yo frecuentaba ya que siempre me ha gustado la ganadería, era feliz viendo los animales y por eso me conseguí muchos amigos de este medio. Ellos tenían una distribuidora de carnes, me dieron trabajo cortando hueso y por supuesto arreglando la carne, lo más curioso era que había otro trabajador con el mismo nombre mío y cuando llamaban al teléfono decían: "Por favor me pasa a Gustavo Quintero" y respondían: "¿Al cantante o al huesero?". Ya se rumoraba por ahí en el medio musical que estaban formando un grupo de jóvenes llamado Los Teen Agers, porque eran todos adolescentes. Les faltaba un pianista y le echaron el cuento a Aníbal Ángel. Este los vio en un ensayo y le gustó. Les faltaba un cantante. Consiguieron primero a un muchacho que cantaba en italiano y francés, pero no le hacía a la música bailable, entonces Aníbal les dijo que conocía a un muchacho que cantaba muy bien, pispito -risa- y de buen movimiento. Ese muchacho era yo, Gustavo Quintero. Me escucharon y ahí mismito me aceptaron. Recuerdo que el primer baile que tocamos fue en la Biblioteca Pública Piloto ahí en Medellín y fue lleno total. Luego nos llamaron del Club Unión para amenizar cada domingo en las tardes las famosas empanadas bailables. Mejor dicho, un programa cada ocho días. Era de gente muy encopetada y yo en los descansos hacía otras cosas para que la gente gozara como tocando el bajo...

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