La herida abierta por la desaparición forzada de Gustavo Salgado - 4 de Abril de 2022 - El Tiempo - Noticias - VLEX 899630703

La herida abierta por la desaparición forzada de Gustavo Salgado

Alejandra bonilla mora - Redactora de justicia@AlejaBonilla justicia@eltiempo.comEl miércoles 4 de noviembre de 1992, el tallerista y defensor de derechos humanos Gustavo Salgado Ramírez acompañó a su hija, Juana Ibanaxca Salgado, a la ruta del colegio en Bogotá. Era una rutina nueva, adoptada por seguridad, porque meses atrás, Juana, de 15 años entonces, fue la que contestó el teléfono y recibió la amenaza: o Gustavo paraba su trabajo o lo iban a matar. Tomar el bus al colegio ya no era opción. "Intentó asegurarme a mí y no a él", relata Juana sobre el último día que vio a su padre, a quien recuerda con dulzura y con quien tuvo una relación muy cercana, apegada. "Tuve la suerte de tenerlo muy cerca. Tengo un recuerdo de él suave, tierno, siempre muy cercano al mundo del arte y del deporte. Él me esperaba entrenando boxeo mientras yo estaba en la línea de gimnasia", agrega. Entre los recuerdos están las idas al parque Nacional en Bogotá a ver teatro, algo que despertó su sensibilidad hacia las artes. Historiadora, bailarina y activista, Juana Salgado hace parte del colectivo artístico La Otra Danza, desde el cual ha explorado la terrible lucha silenciosa y de impunidad contra el olvido, en favor de la memoria. Gustavo Salgado Ramírez trabajaba en la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, o Limpal, y en Terre de Hommes, organizaciones de derechos humanos que hacían talleres de formación de jóvenes vulnerables. Ese 4 de noviembre de 1992 salió de su casa sobre las 8 de la mañana. Su esposa, Patricia Jiménez, se bajó en la calle 72 para ir a clases en la Universidad Pedagógica. Cuando se despidieron, él le dijo que iba para la oficina y de ahí a unos talleres, pero no llegó. "Él desaparece entre la 72 y la 53, porque la oficina quedaba en la 53 con Caracas. La última persona que ve a Gustavo es su esposa, cuando se despiden en el bus, y a partir de ahí no se sabe nada", cuenta la abogada Yessika Hoyos, del Colectivo de Abogados ‘José Alvear Restrepo’, quien tiene el caso. Además de la llamada amenazante, la familia y amigos saben que apenas dos días antes dos investigadores del ahora extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) habían ido a las oficinas del Limpal y habían preguntado por Gustavo, pero también por Gabriel Ángel Betancur y Teresa Quiñones, que eran pareja y trabajaban con él. Y por Ute Sodeman, alemana, que era la presidenta de Limpal y representante de Terre de Hommes. Ellos -cuenta la abogada Hoyos-...

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