El hijo del cortero de caña que quería ser general - 20 de Enero de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 757245525

El hijo del cortero de caña que quería ser general

Gloria inés arias - enviada especial de el tiempo - Pradera (Valle) @gloari63Luis Alfonso Mosquera Murillo planeaba viajar en Semana Santa a su casa en Pradera, Valle del Cauca. El joven, uno de los 20 policías que murió en el atentado del jueves a la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander, en Bogotá, tenía pensado aprovechar esa época para hacer un gran asado y comenzar a arreglar las paredes de la vivienda, que todavía no tienen cemento. El pasado 31 de diciembre le contó su idea a su padre, don Luis Alfonso, un cortero de caña del ingenio Providencia, y le dijo que colocara la mitad de la plata, que él pondría el resto. Ese día no se tomó ningún trago porque había ingerido unos antibióticos, así que pensaba ‘desquitarse’ en su próximo descanso. Bailó como nunca, pues si a alguien le gustaba el baile era a él, y repitió hasta cuatro veces ‘Las pre’, pura salsa choque. "Él subía a su Facebook los videos que grababa en la cuadra del barrio", recuerda Lucero, una de sus cuatro hermanas. "Era el alma de las fiestas, era el alma de la casa", agrega su hermana menor Yury. En el humilde y populoso barrio Manuel José Ramírez de Pradera todos están tristes, no pueden creer que hace menos de un mes estaban riéndose con las ocurrencias de Luis Alfonso, el joven de 23 años y 1,85 metros de estatura que soñaba con ser general. Llegó a la casa paterna, por sorpresa, el 22 de diciembre y se marchó el 8 de enero porque el 10 debía estar de nuevo en la Escuela. "Le gustaba mucho la recocha, era un chiste; a mi mamá le bailaba en la cocina y le decía ‘Mami, cómo estás de rica’, así era él", contaba su hermana Yury. El 31 lo celebraron en plena calle, como se acostumbra en los barrios populares, y en medio del baile mandó a comprar alitas apanadas, esa fue la cena de fin de año. "Me mandó por las alitas apanadas, me dijo que si iba por ellas me daba una (risas). Mirame a mí, se puede hacer una carrera, ojalá todos tengamos una carrera. Esa fue su despedida", recuerda su hermana Lucero. Se iba a graduar en mayo próximo. Su entrada a la escuela de Policía no fue fácil. La primera vez que se inscribió no lo aceptaron, así que su familia insistió. "Al principio lloraba mucho, decía que nos extrañaba, y mire lo que pasó", se lamentaba su hermana Lucero. Su padre hasta se endeudó para que su hijo pudiera llegar a Bogotá. En una pared de la sala, encima del televisor, están todas las medallas que ganó como deportista. Empezó...

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