Se hizo una campaña muy buena y con todo y eso salimos a deber: Mockus - 30 de Enero de 2012 - El Tiempo - Noticias - VLEX 348503894

Se hizo una campaña muy buena y con todo y eso salimos a deber: Mockus

A Antanas Mockus parece no mellarlo las derrotas electorales. A pesar de fallar en la búsqueda de la Presidencia y en un nuevo intento por la Alcaldía de Bogotá y de no contar hoy con un partido político, mantiene viva su fe en la recuperación del poder real que deviene de las urnas.

Ni siquiera lo hace renunciar al deleite electoral el que a las 3 de la madrugada de un día reciente la impresora que reposa junto a su cama lo haya despertado con una cuenta de cobro de varios cientos de millones de pesos, que le dejó su última embestida por la Presidencia.

¿Cómo percibe la realidad del Partido Verde?

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Pues no estoy informado de la vida interna. Lo que sale en la prensa muestra una fortaleza relativa y un cierto vacío que ha sido identificado desde el comienzo. Dicho de una manera escueta, si se compara internacionalmente, nuestro Partido Verde es mucho menos ambientalista de lo que son los partidos verdes. Puede que eso se justifique por la problemática idiosincrásica colombiana, en la que de algún modo arrastramos más el tema de la paz que el tema del medio ambiente. Con un Gobierno y una economía que se declaran hacia la minería masiva, a gran escala, hay unos temas que sería deber que el Partido Verde planteara. Yo mismo participé en esa tarea sin que organizáramos suficientemente bien la parte ambiental, pues hay unos ambientalistas a bordo, pero no son muy visibles, no influyen mucho en los planteamientos.

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¿Debería haber un viraje del Partido Verde y del país en este momento en el que está en auge la minería?

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Sí, porque van a haber consecuencias. El tema no es solamente el reparto de las regalías, que cubre un periodo de tiempo muy corto. Los materiales que se sacan, la mayoría se sacarán rápido. Las regalías, bien o mal, se gastarán también rápido, salvo que haya una decisión como la de Noruega de constituir un fondo para manejar esa riqueza a largo plazo, pero obviamente no son muchas las voces que invitan a ahorrar el dinero para el futuro.

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¿Esa labor que usted está diciendo que hace falta, debería ser la que usted ha debido plantear dentro de los 'verdes'?

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La minería puede alimentar también la cultura del atajo. Llevábamos ocho años con claros síntomas de la cultura del atajo centrados en lo político. Creo tener por lo menos una explicación sobre por qué no le di prioridad a lo que temáticamente es central en un partido verde. Ya luego se nos vinieron las elecciones de alcaldes y gobernadores y el tema fuertemente colombiano de alianzas, que fueron, aunque no quiero utilizar adjetivos, promiscuas. En esas elecciones se vieron todo tipo de alianzas, en un municipio se aliaban los que en otro municipio no podían hablarse y la explicación está un poco por el lado de la cultura del atajo. Nadie quiere participar en política perdiendo, eso es lógico, pero al país le hacen falta buenos perdedores. No estoy reivindicándome.

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¿Está hablando de usted?

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Pues en cierto sentido sí. Creo que en la democracia se necesitan juntos, si no hay los unos no hay los otros. Subrayo que en dos procesos electorales no fui perdedor, entonces me puedo dar el lujo de decir que también he sido perdedor, y creo que en general buen perdedor.

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¿Se cree buen perdedor?

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Sí.

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¿Inclusive en el último episodio electoral en el que usted se fue del Partido Verde porque no estaba de acuerdo con la vinculación de Uribe en la campaña de Peñalosa?

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Sí. En algún sentido podía verse como que perdimos todos, o en cierto sentido visibilizamos a Gina y hubo un paso hacia adelante en términos generacionales y de género, entonces creo que el saldo es positivo. Un punto muy clave en la lucha contra la cultura del atajo es qué importancia se le otorgan a los resultados. A veces hay que convivir con resultados, no digo los peores, pero no los mejores, con tal de reafirmar ciertos límites, ciertas reglas. Hay un dicho lituano: le preguntan a una persona, ¿usted sabe cuál es el colmo de la buena educación entre camaleones?, cerrar los ojos mientras el otro cambia de color.

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¿No siente usted cierta nostalgia o culpa de que hoy Peñalosa no esté en la alcaldía, si se explica que en buena parte ese resultado se debe a que usted no lo hubiera acompañado?

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Sí, creo que hay una escena absolutamente clara en la Dirección Nacional en la que Peñalosa escoge entre Uribe y yo.

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Y por eso usted se va...

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Sí, él escoge a Uribe. En esos días habíamos puesto muy claro ciertos aspectos, no marginales, sino claves, incluso para los resultados de Uribe, y que tenían que ver con conductas problemáticas de Uribe o por lo menos de su equipo: hablo de 'falsos positivos' y de 'Yidispolítica'.

Â

Al aceptar el apoyo de Uribe en la campaña por la Alcaldía de Bogotá usted habló de tragarse un sapo, porque la ciudad representaba un interés supremo. ¿No le cupo el sapo?

Exactamente. Creo que hice el intento, pero me atraganté; no fue que lo mirara a ver si me lo podía tragar; traté de tragármelo y no me bajó; al revés, me suscitó contracciones expulsivas. En cierto momento valoré tanto la mutua dependencia entre el Partido Verde y yo mismo. Escribí incluso un texto que leí a la Dirección Nacional que se llamaba 'Interdependencia', y en cierto sentido como que me amarré las manos diciendo: 'háganme lo que me hagan, sigo acá', y creo que la fuerza de las contracciones es que ninguno de nosotros puede decir 'me quedo aquí en cualquier condición'. Cualquier ser humano tiene derecho a tener límites y a decir 'si mis límites son violentados, chao pescado'. Por más que nos llevamos, ese matrimonio no era indisoluble.

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¿No tiene un sentimiento de nostalgia, de dolor del resultado final en la alcaldía de Bogotá?

Creo que ambas alcaldías, la de Petro o la de Enrique, hubieran tenido que enfrentar, por lo menos inicialmente, los mismos retos. Nostalgia es una palabra un poco exagerada, pero hay cierto cariño por Enrique, la persona. Pienso que para el momento histórico las cosas salieron como debían salir, y Bogotá seguirá siendo una especie de complejo laboratorio para posiciones más de izquierda que las del país.

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En estos días se ambientó la idea de que usted regresara al Partido Verde, ¿cuál era la idea de ese regreso?

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Enero es un mes peligroso porque los medios andan sin noticias, entonces sacan una información de hace tres o cuatro meses. Ángela María Robledo había dado declaraciones a finales del año pasado en el sentido de invitarme a regresar al Partido Verde, pero obviamente ella expresa una tendencia dentro del Partido Verde, pero no mayoritaria. Mi interpretación ahora es que alguien pensó que el capítulo del divorcio entre Antanas y Partido Verde le faltaba algún detalle o era un buen tema para enero y replantearon la cuestión. Yo simplemente fui diplomático, si se quiere. Traté de no herir. Hay un poema de Pedro Salinas que dice que cuando uno dice no, tiene que decirlo suavecito, que no vaya a herir. No sé si lo logre, en todo caso no hubo reacciones...

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