Impunidad política y pasividad ciudadana - 9 de Septiembre de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 582145122

Impunidad política y pasividad ciudadana

Aprendamos de Guatemala

La crisis fronteriza con Venezuela no ha permitido a los colombianos apreciar en plenitud la gran revolución democrática que, silenciosamente, se está dando en Guatemala. Fenómenos habituales aquí como la impunidad política, la falta de participación y movilización populares ante hechos de corrupción, o la ineficiencia e indelicadeza en el manejo de lo público, han sido superados en otros países de la región. En esa dirección, Guatemala es noticia, así por la corrupción que compromete al Presidente, Vicepresidenta y otros altos funcionarios como por la oportuna reacción de la sociedad civil y del aparato judicial, apoyado por una misión de la ONU liderada por el exmagistrado colombiano Iván Velásquez. Entre nosotros se han dado situaciones más graves que las que ahora produjeron semejantes movilizaciones, pero aquí no hay correctivos. Baste recordar que nadie respondió, ni política ni penalmente, por las atrocidades de la Violencia, que, según la enjundiosa obra de Guzmán Campos, Fals Borda y Umaña Luna, causó más de trescientos mil muertos: auténtica guerra civil, resuelta con esa especie de pacto de impunidad política llamado Frente Nacional. En 1949, Ospina Pérez cerró el Congreso, tuvimos diez años de ruptura institucional y nadie adelantó un juicio político. Al contrario: cuando el liberalismo quiso procesarlo por tamaño desafuero él dijo que ello obedecía a que ¡su funcionamiento era incompatible con el mantenimiento del orden público! La lista es larga. Los oscuros episodios de La Catedral y la vergonzosa fuga de Escobar no originaron responsabilidad política alguna, pese a que las decisiones se habían tomado al más alto nivel. Por la financiación ilegal de campañas a la Presidencia y al Congreso hubo condenados, pero muchos de sus protagonistas siguieron actuando en la vida pública, por sí o por interpuestas personas. El surgimiento y avance del paramilitarismo, con atroz secuela de desplazados, descuartizamientos y desaparecidos, apenas ocasionaron que con la Ley de Justicia y Paz se aplicaran penas irrisorias a algunos ejecutores, sin tocar autores intelectuales, determinadores y beneficiarios de tal barbarie. Con razón, la escritora mexicana Alma Guillermoprieto ha dicho que “el cinismo es el mayor peligro para...

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