Inditex, Ikea y Lego, tres multinacionales de pueblo - 1 de Marzo de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 668681237

Inditex, Ikea y Lego, tres multinacionales de pueblo

© Patricia Gosálvez Ediciones EL PAÍS, SL 2017 La discreción patológica de la compañía –que no se anuncia ni permite la entrada a fotógrafos– se nota también en el cartel de su sede: es tan circunspecto que si no sabes, te lo pasas. Dice Inditex y está en Arteixo, un pueblo de 32.000 habitantes de la costa de la Muerte, marcado por el agreste paisaje y el anárquico urbanismo gallego. Un robot cortacésped ronronea en la praderita que separa la sede de la multinacional del polígono de pueblo que la aloja. Fuera: un ir y venir de camiones, casas de comidas, obras, rotondas, gigantescas naves industriales. Chapa y desorden. Dentro: vidrio templado y pulcritud. Un pasillo blanco de 300 metros con inquietantes tiendas piloto sin clientes. Un informático en Segway que se cruza con jóvenes diseñadoras con zapatos dorados (será tendencia). Una sala de servidores con acceso de reconocimiento facial desde la que se controla un imperio de 7.240 comercios en 93 países. Se tarda más en recorrer la futurista sede de Inditex, donde trabajan 4.000 personas, que en cruzar el pueblo. Inditex no está sola en su periférica ubicación. Ikea tiene sus headquarters en Älmhult, un recóndito pueblo de la boscosa región sueca de Småland, donde se diseña su ubicuo catálogo (del que se reparten 217 millones de copias en el mundo) y todo lo que sale en él. El corazón creativo de Lego se encuentra en Billund, un municipio danés de 6.500 habitantes. Allí se inventan todos los nuevos juguetes y se producen 40 % de los bloques de plástico (unos 40.000 al minuto). Del propio Arteixo salen los 20.000 diseños al año producidos por Zara, y por allí pasan los casi mil millones de prendas de la marca para un último control antes de llegar a tiendas de Madrid, El Salvador o Líbano. Lejos de las capitales del diseño, estos tres gigantes globales marcan el estilo con el que millones de personas visten, viven y crían a sus hijos. Y lo hacen desde tres pueblos industriales, de carretera nacional y rotonda, sin un centro urbano claro, que han crecido a remolque de la marca y a los que permanecen fieles. “Sin Lego seríamos como cualquier otro pueblo danés; somos la envidia de los municipios que nos rodean”, dice Ib Kristensen, alcalde de Billund, donde hay un 2,5 % de paro, una de las tasas más bajas de Dinamarca, y donde todo el mundo conoce a alguien que trabaja en Lego (el propio alcalde tiene cuatro parientes en la empresa). En Älmhult, (16.500 habitantes, Suecia), la tasa de empleo...

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