Informe de ponencia para primer debate al proyecto de ley 213 de 2012 cámara - 11 de Mayo de 2012 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451044862

Informe de ponencia para primer debate al proyecto de ley 213 de 2012 cámara

INFORME DE PONENCIA PARA PRIMER DEBATE AL PROYECTO DE LEY 213 DE 2012 CÁMARA. por medio de la cual se adoptan medidas complementarias para la protección, apoyo e integración social y productiva del adulto mayor a través del compromiso institucional y se dictan otras disposiciones.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Antecedentes legislativos

La iniciativa de origen congresional fue radicada en la Secretaría General de la Corporación por la honorable Representante Victoria Eugenia Vargas Vives, Representante a la Cámara departamento del Atlántico por el Partido Liberal, por competencia le correspondió a la Comisión Séptima su análisis legislativo.

Objeto de la iniciativa

El objeto de la presente ley es generar los espacios que permitan institucionalizar la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez, rescatando el valor social, la experiencia, la dignidad y la preeminencia de los derechos de los adultos mayores a través de la delimitación de responsabilidades estatales, la enunciación de competencias nacionales y territoriales y la generación de espacios oficiales y mixtos de protección y cobertura, al igual que a través del impulso a los mecanismos de productividad en profesiones, artes y oficios que representan un valioso porcentaje de la riqueza cultural del Estado y que se encuentran ignorados o subvalorados.

Envejecimiento y vejez

El envejecimiento es el conjunto de modificaciones morfológicas y fisiológicas que aparecen desde el mismo momento del nacimiento, se incrementa con el paso del tiempo e involucra a todos los seres vivos. Es un proceso biológico, social y psicológico, como resultado de la interacción de la herencia, el ambiente y la conducta y va delineando la última etapa de la vida.

La vejez se refiere a un estado relativamente largo, ya que puede corresponder a casi la tercera parte de la existencia, y además es el último escalón del ciclo vital.

La definición del envejecimiento normal no es una delimitación fija y depende de múltiples variables, por ejemplo, desde una perspectiva estadística se define como aquel estado caracterizado por las condiciones físicas y mentales que con mayor frecuencia aparecen en la población. De otro lado, desde una perspectiva biológico-funcional se habla de tres patrones de envejecimiento: el normal o usual, caracterizado por la inexistencia de patología biológica o mental; el óptimo o competente y saludable que asocia un buen funcionamiento cognoscitivo y una adecuada capacidad física a una baja probabilidad de existencia de enfermedad y/o discapacidad y, el envejecimiento patológico que está determinado por presencia de enfermedad[1][1].

En culturas orientales como la japonesa o la china, las personas mayores son veneradas debido a que ostentan la sabiduría, inteligencia y experiencia que los más jóvenes aún desconocen. Sin embargo, en muchos contextos como el occidental, la tercera edad es vista como un grupo poblacional con muchas limitaciones. Existen diversos paradigmas, como que todos los mayores de 60 sufren de enfermedades, que ya no son aptos para ciertas actividades como trabajar y que tienen una inmensa dificultad de aprender.

Esta idea es en gran parte errónea, ya que muchas personas llegan a los 50 ó 60 años con buenas condiciones mentales y físicas, y desean sentirse parte de la sociedad a través de la realización de actividades útiles. En materia de envejecimiento, conviene no solo plantear soluciones coyunturales sino políticas transversales que abarquen el proceso de crecimiento de la persona, es decir, que se tengan en cuenta hábitos saludables para que quien llegue a ser un adulto mayor, lo haga de la mejor manera.

Según las proyecciones más recientes del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, para el año 2050 la población mayor de 60 años reunirá a 2.031 millones de personas, situación que demuestra la rapidez con la que avanza el proceso de envejecimiento de la población mundial.

Este panorama no es ajeno al de Colombia, donde las cifras del DANE muestran que para el año 2020 habrá en el país alrededor de 6.500.000 personas mayores, lo que marcará un crecimiento del 34,4% con respecto a 2012. Entre las ciudades y departamentos que más crecimiento porcentual tendrán para finales de la década están: Bogotá, con un 47,9%; Atlántico, con un 38,1%; Antioquia, con un 37% y Valle del Cauca, con un 33,7%[2][2].

Estos datos son solo algunas evidencias acerca de que en el país la proporción de personas mayores aumenta apresuradamente con el tiempo y de ahí la relevancia que tiene este fenómeno en materia de salud, pensiones, crecimiento económico y bienestar social. Por ello, es necesario que la sociedad y el Estado sean conscientes de la importancia de implementar políticas y estrategias que orienten a las personas hacia una preparación adecuada y saludable durante su vida, de tal manera, que puedan disfrutar de una vejez plena, participativa y productiva.

Es innegable que nuestra sociedad ha venido incrementando su promedio o expectativa de vida. El porcentaje de personas mayores aumenta significativamente pero no así el respeto social y la protección estatal eficaz. Por ello todos los temas que les atañen y que están ligados a sus condiciones de vida y a sus derechos deben ser objeto de un responsable análisis público para la adopción de las medidas pertinentes e inmediatas.

La intolerancia, la ignorancia, la falta de consideración social o simplemente la indolencia hacia las personas ancianas, hacia sus derechos y necesidades son evidentes; una sociedad que no respeta a sus ancianos no puede llamarse desarrollada o civilizada. El adulto mayor es innegablemente una persona vulnerable y por ello el maltrato por acción u omisión es una constante en nuestro medio. Nuestras sociedades olvidan fácilmente que la edad cronológica no comporta inutilidad o ignorancia, por el contrario la experiencia y los saberes en profesiones, artes y oficios son invaluables y en ellos reside gran parte de nuestra riqueza cultural.

Más allá del maltrato físico o sicológico que padecen los ancianos en un gran porcentaje, existe la indolencia generalizada ante las condiciones de abandono y de segregación que de forma extendida les afectan como grupo social.

Además de esto, las políticas deben tener un eje de inclusión social, que permitan que quien ya está en la tercera edad, cuente con actividades o labores que sirvan para complementar su realización como persona y se sienta útil dentro de la comunidad donde se encuentre.

En Colombia, las políticas relacionadas con el envejecimiento o vejez (cabe anotar que estos términos no son sinónimos, el primero hace referencia al proceso y el segundo al estado) han sido pocas. Sin embargo, sí se han visto programas específicos que responden a un esfuerzo del gobierno por tener en cuenta a este segmento.

Por ejemplo, el Plan de Desarrollo entre 1994 y 1998, bajo el gobierno del presidente Ernesto Samper, hace referencia al mejoramiento de las personas de la tercera edad con condiciones de vulnerabilidad como la pobreza. A partir de eso, se elaboró el documento Conpes N° 2793 de 1995, que plantea el siguiente objetivo: ¿Mejorar las condiciones de vida de las personas de mayor edad y elevar la calidad de vida de toda la población para que alcance una vejez saludable y satisfactoria¿.

A nivel internacional, existen varios documentos de organismos internacionales que proponen la creación de políticas y planes de desarrollo que incluyan a la tercera edad. Como ejemplo de esto, tenemos al ¿Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento¿ desarrollado en una cumbre de las Naciones Unidas en el año 2002.

Dicho plan contempla la necesidad imperiosa de incluir a la tercera edad a través de políticas con continuidad y fundamento que le permita a una de las poblaciones más crecientes formar parte de una sociedad que usualmente los deja de lado y la identifica por primera vez, como un segmento con alto potencial que no debe ser desaprovechado. Este plan ha tenido ya encuentros posteriores con el fin de realizarle un seguimiento a la implementación y aplicación del mismo en diversos contextos nacionales.

A partir de ese encuentro, Colombia comienza a trabajar activamente en desarrollar una política que responda a este contexto y surge en el 2007, la Política Nacional de envejecimiento y vejez 2007-2019, como una iniciativa liderada por el Ministerio de la Protección Social.

Aquí se encuentran consignadas varias líneas estratégicas, entre las que cabe resaltar el fortalecimiento de la participación social del adulto mayor para el ejercicio de la ciudadanía, protección social integral, envejecimiento activo, seguridad social, creación de una cultura de envejecimiento saludable, entre otras.

Por ello a través de esta iniciativa se pretende llamar la atención, generar conciencia y establecer mecanismos efectivos de reconocimiento a su valor como miembros productivos y útiles de nuestra comunidad, protegiéndoles y creando espacios de interacción, de promoción y de atención permanente y calificada, en el escenario de desarrollo y perfeccionamiento de la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez que hoy en día se prepara bajo la coordinación del Ministerio de Salud y Protección Social.

Una conclusión es innegable: por diferentes causas la atención a los adultos mayores y en general el desarrollo y aplicación de los principios supranacionales, los constitucionales y los legales y la materialización de estos derechos, algunos fundamentales y...

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