Las instituciones como un factor que regula el desempeño económico - Núm. 5, Julio 2001 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 846676988

Las instituciones como un factor que regula el desempeño económico

AutorRichard Nelson - Bhaven N. Sampat
Páginas17-51
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EVISTA
DE
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CONO MÍA
I
NSTIT UCIO NAL
, Nº 5, S
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S
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/2001
LAS INSTIT UCIONE S COMO
FACT O R Q UE REG ULA EL
DESEMPEÑO ECONÓMICO
*
Richard R. Nelson
**
Bhaven N. Sampat
INT ROD UCCIÓ N
Es evidente que hay un resurgimiento del interés por las
instituciones como factor que regula el desempeño económico.
Este ensayo estudia el papel de las instituciones y del cambio
institucional en el crecimiento económico, un tema muy discutido en
los últimos tiempos (ver, por ejemplo, Matt hews, 1986; North, 1990
y Greif, 1998). Sin embargo, las discusiones y la mayor parte de los
escritos pertinentes son aquellos que estudian el papel que cumplen
las instituciones en la vida económica en forma más general.
El nuevo interés de los economistas en el efecto de las instituciones
sobre el desempeño económico se puede considerar como un retorn o
a las viejas tradiciones. Las instituciones fueron, por supuesto, una
preocupación esencial para Adam Smith y sus seguidores clásicos.
Pero, en vista de la historia reciente de este campo, el renovado interés
en las instituciones de muchos economistas se puede asociar a la
convicción de que una comprensión satisfactoria del desempeño
económico exige ir más allá de la lógica defectuosa en que se ha
apoyado una teoría neoclásica casi agotada.
No obstante, nuestra revisión de la nueva (y vieja) literatura sobre
las instituciones en la economía y en las ciencias sociales en general
* El artículo original fue publicado en el Journal of Economic Behavior and
Organization 44, 1, 2001, pp. 31-54. Traducción de Carolina E sguerra y Alberto
Supelano, revisión de Jaime Lozano. Se publica con autorización de Elsevier
Science.
** Profesor George Blumental de Asuntos Púb licos e Internacionales, Negocios
y Derecho de la Universidad de Columbia y profesor del Departamento d e
Economía, Universidad de Columbia, respectivamente. Los autores agradecen a
Geoffrey Hodgson, Richard L anglois, Douglass North y Sidney Wint er por sus
útiles comentarios a las primeras versiones.
Richard R. Nelson y Bhaven N. Sampat
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nos ha convencido de que hay que recorrer un camino difícil antes de
que las instituciones se puedan incorporar en un a teoría coherente de
los determinantes del desempeño económico. El término tiene
significados diferentes para los diferentes autores. El concepto de
instituciones no es aún coherente, por lo menos entre quienes utilizan
ese término.
Pensamos que hemos logrado entender algunas de las razones de
esta diversidad. Y creemos que esta comprensión ayuda a aclarar la
manera de desarrollar un concepto de instituciones que se pueda
integrar en una t eoría coherente de la actividad económica.
Procedemos de la siguiente manera. Primero, en la sección
II
,
dividimos el cuadrante’ examinando varias tendencias del análisis
institucional. Luego, en las secciones
III
y
IV
, desarrollamos un concepto
de instituciones que puede ser útil para el análisis del desempeño
económico y del crecimiento económico en particular. En la sección
V
presentamos algunos ejemplos de la teoría propuesta. En la sección
VI
sintetizamos los argumentos.
LOS ESCRI TOS SO BRE LAS INSTIT UCION ES Y LA ACTI VIDAD
ECON ÓM ICA
M
OTIVACION ES
DE
LOS
NUEVOS
ESCRITO S
Existen varias reseñas exhaustivas y cuidadosas de las ideas
institucionalistas en economía. Nos hemos beneficiado en particular
de las que han escrito Geoffrey Hodgson (1988, 1994, 1998), Thrainn
Eggertsson (1990), Malcolm Rut herford (1994) y Richard Langlois
(1986, 1989, 1997). Además, Hall y Taylor (1994) revisaron hace
poco los diversos significados de las instituciones en la ciencia política,
y Powell y DiMaggio (1991) compararon los conceptos de
instituciones en economía y en sociología. Estas reseñas evitan la
necesidad de presentar una revisión personal y exhaustiva del tema.
De aquí en adelante seguimos las líneas que ellos establecieron, aunque
nuestro énfasis será diferente en algunos casos.
Todos estos autores piensan que los nuevos escritos institucionales
en economía pretenden enriquecer, o eliminar, los supuestos estrechos
acerca del comportamiento humano en que descansan las versiones
estándares de la teoría neoclásica. Los autores que se pueden
denominar ‘institucionalistas neoclásicos’ (el grupo en que se concentra
Eggertsson) simpatizan con los supuestos dualistas acerca del
comportamiento humano y organizacional de la teoría neoclásica:
que los agentes humanos entienden razonablement e bien el contexto
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L
AS
INSTI TUCIO NES
COMO
FAC T OR
QUE
REGUL A
EL
DESEM PEÑ O
ECO NÓMI CO
en el que actúan y que eligen las acciones que son de hecho adecuadas,
dados sus objetivos y las oportunidades y restricciones que enfrentan.
Su inquietud es que la teoría, en su versión simplificada, no reconoce
de manera adecuada algunas variables muy importantes que definen
la estructura de la acción human a.
Existe otro grupo de institucionalistas que adopta lo que para la
mayoría de los actuales economistas neoclásicos es una posición teórica
más radical, y que sostiene que esta teoría supone un sistema de
creencias y de preferencias, el cual está adaptado a la realidad, y que la
teoría debe explicarlo en vez de suponerlo. En forma más general,
esta vertiente del análisis institucional plantea que la racionalidad
humana se debe entender como un fenómeno social y cultural. Ent re
los autores mencionados, H odgson está particularmente interesado
en esta línea de teorización.
Percibimos una división similar en la ciencia política entre lo que
Hall y Taylor (1994) llaman ‘elección racional’ institucionalista e
institucionalismo ‘histórico’. En sociología la posición dominante
consiste en que las creencias y valores son construidos socialmente,
por lo menos en cierto grado. Veremos que existe entonces una
afinidad natural entre la perspectiva menos ortodoxa de la teoría
institucional en economía y la teoría institucional en sociología.
Queremos señalar, pues es muy relevante para nuestro estudio,
que los autores de los trabajos que hoy se incluyen en la llamada
nueva economía institucional’ no llamaron originalmente ‘institución’
a lo que analizaban. Esto también sucede en los primeros escritos
sobre derechos de propiedad. En general, quienes usan el término
instituciones’ lo utilizan como un concepto amplio que incluye varias
instancias específicas. Pero, como ya indicamos, algunos autores lo
utilizan para referirse a lo que no tiene en cuent a la teoría neoclásica,
y dada la diversidad de autores sería extraño que todo lo que se
denomina instit uciones sea de la misma clase. Creemos que no lo es.
Para ser claros, nuestra pregunta básica no es: ¿cuál es la definición
general correcta de instituciones?, pues no creemos que haya una
respuesta general a esa pregunta. Algunas definiciones
(generalizaciones) particulares ligeramente diferentes pueden ser útiles
para distintos tipos de análisis. Buscamos entonces un concepto de
instituciones que sea útil para analizar los factores que regulan el
desempeño económico y, en particular, el crecimiento económico de
largo plazo.

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