Introducción
Autor | Fernando Tocora López |
Páginas | 23-35 |
I1
El delito no puede ser lo meramente inmoral o lo anormal (bajarse
los pantalones y mostrarle el trasero a un público tomado por sorpresa)
hacer sátiras en la literatura (en la ley de las XII tablas se estipulaba
pena de muerte a quien hiciera poemas satíricos), o ejercer la crítica
como aquella ley de seguridad nacional que penaba al que dijera
tirano al tirano. Pero tampoco puede no ser delito, el genocidio sin
que sea el país que represente (bombardeo de Irak), ni que una
empresa tabacalera (Phillip Morris) pueda haber vendido millones de
cajetillas de cigarrillos escondiendo los resultados de investigaciones
que probaban su carácter cancerígeno, ni que una empresa de
automóviles (Volkswagen) haga ingentes ganancias haciendo trampa
en la medición del gas carbónico causando con ello un grave daño al
medio ambiente, o que una transnacional telefónica (ITT) conspire
contra un gobierno elegido democráticamente, ayude a derrocarlo y
cause con ello miles de torturas, muertes y desapariciones.
Tampoco pueden dejar de ser delitos conductas espoleadas por la
del mercado quisiera ponerle precio a todo, incluyendo al ser humano.
containers
que dejan caer racimos de cadáveres de gentes que tuvieron la ilusión de
encontrar un puesto de trabajo en algún otro sitio del globo terráqueo.
Hay trenes que suben desde Mesoamérica hacia la frontera del rio
Bravo con racimos de trabajadores sobre sus espaldas; muchos no
1 Con el reconocimiento a los profesores Elsie de la Universidad Central de
Venezuela y César de la Universidad San Carlos de Guatemala
que me invitaron recientemente a dictar cursos en sus doctorados, lo que me obligó
a repensar este tema.
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