Introducción - - - Servicios públicos domiciliarios, telecomunicaciones e infraestructura (instituciones, regulación y competencia) - Libros y Revistas - VLEX 950069786

Introducción

AutorFelipe Nuñez Forero
Páginas31-49
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introduccin
En la forma como evolucionó la prestación de los servicios públicos de acue-
ducto, alcantarillado, energía eléctrica y telefonía en el país desde f‌inales del
siglo xix hasta f‌inales de la década de los ochenta del siglo xx, está la clave para
comprender las instituciones que actualmente los regulan: estas instituciones
están construidas no solo sobre el fracaso del modelo basado en el monopo-
lio estatal vigente entre la década de los treinta y 1991, sino sobre el fracaso,
muy anterior, de un sistema en el que los servicios públicos fueron prestados
predominantemente por particulares de forma desregulada y con muy poco
poder del Estado para controlarlos. Una mirada a esta evolución es muy útil
no solo para comprender las razones por las cuales se adoptó el modelo actual,
sino para poner en contexto el régimen jurídico adoptado para los servicios
públicos a partir de la década de los noventa y sus reformas posteriores.
del monopolio desregulado a la municipalizacin
Los servicios de acueducto, telefonía, electricidad y alumbrado público fue-
ron prestados en el país a partir de la década de los ochenta del siglo xix pre-
dominantemente por empresas privadas. El suministro de electricidad para
residencias e industrias, por ejemplo, fue prestado por empresas privadas
desde 1896 en Bogotá (por la empresa Samper Brush & Cía.), desde 199 en
Barranquilla (por la Compañía de Energía Eléctrica de Barranquilla) y desde
191 en Cali (por la Cali Electric Light & Power Co.).1 En Medellín empezó
a prestarse desde 189 por la Compañía Antioqueña de Instalaciones Eléctricas,
que, aunque en sus inicios fue una empresa mixta constituida por terceras
partes entre el municipio, el departamento y privados, pasó mayoritariamente
a manos privadas al iniciar el siglo xx.2
1 En Barranquilla, sin embargo, desde 1892 funcionó una planta de vapor que suministraba
energía para el alumbrado público y unas 3 residencias. Ver Francisco Ochoa, Ricardo Smith
Quintero y Luis Javier Villegas Botero, El sector eléctrico colombiano: orígenes, evolución y retos
(Bogotá, Interconexión Eléctrica S. A., 22), 2.
2 Ver las siguientes referencias: Sergio Paolo Solano y Jorge Enrique Conde, Élite empresarial y
desarrollo industrial en Barranquilla - 1875-1930 (Barranquilla, Ediciones Uniatlántico, 1993),
83; Juan Carlos López, “La energía y los servicios públicos en Medellín”. Credencial Historia,
n.o 267, marzo 212; y Ochoa, Smith y Villegas, op. cit., 23. El servicio de alumbrado público
había empezado a prestarse en todas estas ciudades por particulares algunos pocos años antes
de que empezara a prestarse el de suministro de electricidad.
32 Servicios públicos domiciliarios, telecomunicaciones e infraestructura
Para f‌inales del siglo xix, el acceso de la población a los servicios públicos
modernos era muy reducido: sus usuarios eran, principalmente, el gobierno,
las industrias o las personas más ricas de la sociedad. El servicio telefónico,
que empezó a prestarse en Bogotá en 1884, por ejemplo, estaba destinado
esencialmente a conectar sedes de entidades gubernamentales. El de electri-
cidad, por su parte, se destinaba, en buena parte, a abastecer las necesidades
de la industria. De hecho, el surgimiento de varias de las primeras empresas
de energía eléctrica en el país estuvo vinculado a la necesidad de suministrar
electricidad a industrias nacientes y, por eso, los socios de muchas de ellas fue-
ron industriales de sectores que la empleaban como insumo de producción: ese
fue el caso, por ejemplo, de Barranquilla y Medellín con la industria textilera,
de Cali con los ingenios azucareros y de Bogotá con la industria del cemento.
Y aun un servicio que hoy parece tan básico, como el de suministro de agua
mediante tuberías, era un lujo al que solo podían acceder muy pocas personas
a f‌inales del siglo xix y principios del xx.3
El hecho de que en sus orígenes solo una minoría privilegiada tuviera
acceso a estos servicios explica en parte por qué en un principio el Estado se
involucró tan poco en ellos: el período comprendido entre la década de los
ochenta del siglo xix y la de los treinta del siglo xx se caracterizó no solo por
la muy amplia participación de particulares en su prestación, sino también por
la falta de instrumentos para que el Estado pudiera controlar a los prestadores
particulares.
A principios del siglo xx, sin embargo, la demanda de todos los servicios
empezó a crecer muy rápidamente y pronto se hizo evidente que en todos ellos
estaban consolidándose monopolios. Aunque al comienzo esto no representa-
ba un problema, porque sus usuarios eran una minoría que, en muchos casos,
tenía el poder de negociación suf‌iciente para establecer los términos de sus
relaciones con los prestadores del servicio (p. ej.: las grandes industrias o el
gobierno), la existencia de monopolios en estos servicios empezó a conside-
rarse un problema de interés público cuando los servicios comenzaron a ser
consumidos masivamente por toda la población y a considerarse cada vez más
necesarios para la vida diaria de todas las personas. El abuso de su posición
en el mercado por parte de los monopolistas (o la percepción de la población
3 En 1897, Bogotá, con una población algo mayor a los 1. habitantes, tenía solo 2.763 grifos
de agua y 11 en pilas y fuentes públicas (Ver Juan Camilo Rodríguez Gómez, “Acueducto de
Bogotá, 1887-1914: entre público y privado”. Credencial Historia, n.o 267, marzo 212).

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