Las Jiménez Arbeláez, un clan de pioneras - 6 de Mayo de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 866566836

Las Jiménez Arbeláez, un clan de pioneras

myriam Bautista - para el tiempoPara las cuatro jóvenes Jiménez Arbeláez, hacer realidad el sueño de su madre fue épico. Si bien en el gobierno de Enrique Olaya Herrera se aprobó la entrada de las mujeres a la universidad, dando luz verde para que se hicieran bachilleres, el cambio de color solo fue acogido con prudencia en Bogotá. En Medellín no había ningún colegio de educación superior femenino y demoraron meses en acatar la orden. El hogar de Débora Arbeláez y Luis Emilio Jiménez Molina, cuatro hijas, Edith, Ruth, Sonny y Lilian, y tres hombres, dio ejemplo. "Contaba la abuela Débora que siendo adolescente en más de una ocasión escondió en sus faldas anchas y largas armamento para los soldados liberales en la guerra de los Mil Días", dice muy orgullosa la matemática Débora Tejada, una de sus nietas, hija de la ingeniera Sonny Jiménez de Tejada. "Mi abuela Débora Arbeláez junto al abuelo Luis Emilio Jiménez fueron quienes encabezaron la ayuda de alimentación y demás solidaridad para la primera huelga femenina del país. Sin su ayuda, es muy posible que otros sectores no se unieran para que las alumnas pudieran ser escuchadas por el propio de Presidente de la República", dice la economista y filósofa María del Pilar Muñoz, otra de las nietas de Débora, hija de la antropóloga Edith Jiménez de Muñoz. Estos relatos son una pequeñísima muestra del orgullo de las nietas de Débora Arbeláez, matrona antioqueña que nació en 1892, en la zona minera de Remedios, y murió cincuenta años después en Medellín. No le alcanzó la vida para ver a alguna de sus hijas profesionales, aunque ya habían ingresado a la universidad, hazaña que sigue celebrándose. Débora les inculcó a sus siete hijos la idea de que en la vida había que estudiar, tener una profesión. Y más a las mujeres, a las que les repetía día de por medio que para casarse con quien quisieran, para no ser dependientes de un esposo, tenían que ser autónomas económicamente y solo lo conseguirían siendo profesionales. Por ello, todos crecieron con la idea fija de que, así no tuvieran demasiados recursos económicos, terminarían la secundaria y llegarían a la universidad. Lo consiguieron. El padre, Luis Emilio, fue toda la vida empleado público honrado y liberal de pensamiento y de obras. Contador del Ferrocarril de Antioquia por muchos años. Su esposa ayudaba a las finanzas hogareñas, nunca suficientes por la familia numerosa, haciendo costuras. Modista de manos prodigiosas. Confeccionaba trajes a la...

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