‘La salsa tiene un desafío: seguir siendo universal’ - 30 de Diciembre de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 692223557

‘La salsa tiene un desafío: seguir siendo universal’

No se puede hablar de la salsa sin hablar del encuentro entre naciones y de los intercambios culturales y humanos. Si la música es posible, es gracias a complejos procesos de integración social entre campos y ciudades. Las culturas y los pueblos se abrazan en la música y, en ese abrazo, los ritmos evolucionan, se van creando nuevas sonoridades y emergen nuevas estéticas musicales. Para hablar de salsa tenemos que hablar de su origen, de África, de la llegada de los africanos al Caribe y de la presencia del tambor en estas tierras. Tenemos que hablar de los europeos y de sus melodías; de los instrumentos que llegaron a nuestra América en el siglo XVII; del aporte de los indígenas caribeños con instrumentos como las maracas; de la cosmovisión del amerindio; del cruce de tradiciones, y del nacimiento de distintas sonoridades en ese encuentro de pueblos. La mezcla de los ritmos africanos con las armonías y melodías europeas y amerindias abrió paso a músicas particulares en cada zona del Caribe o de América Latina. En Cuba nacieron el guaguancó, el son cubano, el danzón y el bolero; en República Dominica, el merengue y la bachata; en Puerto Rico, la bomba y la plena; en Colombia, la cumbia y el currulao; en Panamá, el tamborín. Debido a los desplazamientos masivos del campo a la ciudad, la música del oriente de Cuba llegó a La Habana; la de la zona rural puertorriqueña, a San Juan, y la de los campos colombianos, a Cartagena y a Cali. Estas músicas actualizaron una y otra vez las sonoridades internas de la nación y propiciaron el esparcimiento de los pueblos, cuyo bienestar dependía en buena parte de la danza, el compartir y la fiesta. Luego se dio la emigración de los latinoamericanos hacia Estados Unidos. Los emigrantes, con su barata mano de obra, se instalaron en los barrios populares de las grandes ciudades, habitados, en su mayoría, por negros. Ese entorno cultural dio lugar a un explosivo coctel de ingredientes exquisitos: jazz, músicas negras, grandes formaciones orquestales. Para el negro estadounidense la presencia del negro caribeño y latinoamericano fue trascendental. El maestro Chano Pozo, piedra angular de este cruce cultural, llevó al país norteamericano el tambor de mano, instrumento que permitió la reconstrucción de la memoria africana en el tejido sociomusical de EE. UU. De este encuentro de tradiciones musicales, de orquestación y de armonías surgieron la salsa y el latin jazz. Y a esa composición polirrítmica de la salsa se...

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