Largo camino desde Amagá hasta la historia de Colombia - 21 de Diciembre de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 751451597

Largo camino desde Amagá hasta la historia de Colombia

Con entera justicia, muchos de quienes tuvieron la fortuna de estar muy cerca del presidente Belisario Betancur, a raíz de su fallecimiento han resaltado los aspectos más notables de tan subyugante personalidad, así como los atinentes a su accidentada y meritoria vida pública, sin olvidar una arista que lo distancia mucho del político colombiano promedio: su permanente preocupación por asuntos del espíritu, el arte y la cultura. Con mis propias limitaciones, aquí pretendo hacer parecido ejercicio, pero desde el ángulo de quien, si pudo coincidir con él en algunos ámbitos de la vida, no fue ni su amigo personal, ni su correligionario político ni su subalterno administrativo. El hombre Tal vez lo más admirable de este colombiano excepcional fue su trayectoria personal. En un país donde lo usual es que todo se herede -fortuna, privilegios, relaciones de poder, influencias, candidaturas políticas- se requieren determinación, temple, disciplina de estudio, cierta forma de atrayente personalidad para que el hijo de un arriero haya escalado, sin arribismos ni genuflexiones, todos los escalones de la vida pública hasta alcanzar el solio de Bolívar. Nadie habría creído, en los albores de nuestra democracia, que por peripecias del destino terminara siendo cuasi realidad la que se consideró estrambótica idea del Libertador de consagrar la presidencia hereditaria. Una somera revisión histórica muestra que en distintas épocas abuelos, padres, hijos, hermanos, primos, sobrinos y nietos ejercieron la presidencia de Colombia: de hecho, uno nació en Palacio y otros gatearon en las alfombras de la sede presidencial. En una de las ocasiones (1974) en que buscó la jefatura del Estado, al precandidato Betancur debió de llamarle la atención que los más opcionados serían los hijos de Laureano Gómez -a quien tanto admiró y defendió, a riesgo de la cárcel-, de Alfonso López Pumarejo -a quien después derrotaría siendo gran amigo personal- y de Rojas Pinilla, a quien combatió muy joven y a cuya hija María Eugenia luego designaría gerente del Instituto de Crédito Territorial para desarrollar su programa bandera de "casas sin cuota inicial". En la Asamblea de la ONU recibió sonora ovación cuando, emocionado, recordó que pertenecía a una familia que en la infancia no conoció ni agua potable ni luz eléctrica, que anduvo descalzo y que varios de sus numerosos hermanos murieron del entonces llamado cólico miserere, típica enfermedad de la pobreza. Me impresionó mucho saber...

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