Latinoamericano, con una historia distinta
La República en Brasil llegó con un golpe de estado, más de seis décadas después de la indepen- dencia”.
Gloria Helena Rey Especial para EL TIEMPO Brasil no solo es hoy el país más grande y poblado de América Latina, sino que se diferencia del resto de las naciones de la región en su historia. Fue el único Estado que logró su independencia de manera pacífica en 1822 e instauró, acto seguido, un imperio, que duró 67 años y estuvo regido por una rama de la misma dinastía real portuguesa que lo colonizó. También difiere en la formación de su identidad, el arribo a la República, los golpes militares, especialmente, los que mancharon con miedo, torturas y muertes la historia de América Latina, en los años 60 y 80 del siglo XX, y en la utilización del fútbol como arma política. Las guerras napoleónicas propiciaron el surgimiento del imperio, y permitieron que el país dejara de ser colonia. La corte real portuguesa, al huir de la invasión napoleónica, se instaló en Río de Janeiro a principios de 1808. Luego declaró a Brasil parte del Reino Unido de Portugal, en 1815, para así quedar formalmente representada en el Congreso de Viena (1814-1815), que reorganizó el mapa político de Europa después de Napoleón. El imperio brasileño –definido por historiadores como “monarquía constitucional parlamentaria”– duró hasta la instauración de la República en 1889 y sirvió para moldear la identidad brasileña, dicen algunos. Según otros, esto explica los sueños de grandeza y poder que han marcado la historia de Brasil y sus relaciones con el mundo. “El imperio fue muy importante para mantener la integridad territorial, al contrario del imperio colonial español, que se fragmentó en varios países después de la independencia –dice José Antonio Barbosa, historiador de la Universidad de Brasilia–. La adopción de una forma monárquica de gobierno, al convertirse en independiente, hizo de Brasil la gran excepción en toda América y generó desconfianzas entre los vecinos, especialmente en Argentina, sobre sus eventuales pretensiones expansionistas”. Un golpe de Estado depuso la monarquía en 1889 y durante más de un año gobernó en Brasil una autocracia militar que produjo la separación iglesia-Estado, entre otras cosas. Identidad y migraciones Pero el ciclo imperial no fue lo único que ayudó a tallar la identidad de Brasil. También influyó el abanico de migraciones que van desde la africana a la alemana, pasando por la árabe, española, italiana, japonesa y portuguesa, entre...
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