Lecciones de una sentencia - 22 de Abril de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 566491990
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Lecciones de una sentencia

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Vincent

Dostoyevski y el cohecho político

El aparte de Los hermanos Karamazov, del inmortal Dostoyevski, en que el menor, asesino de su padre alcohólico, culpa también al mayor por haber dicho que para obtener un fin “todo está permitido” vendría al caso ante la tragedia personal y familiar que por justa e inevitable sentencia de la Corte Suprema tiene hoy privados de la libertad a los ciudadanos Sabas Pretelt, Diego Palacio y Alberto Velásquez, condenados por cohecho al haber entregado puestos a los entonces representantes Yidis Medina y Teodolindo Avendaño a cambio de su voto para permitir la reelección de su jefe inmediato, Álvaro Uribe. Por cierto, sus penas no distan mucho de las impuestas a los jefes paramilitares en Justicia y Paz por horrendos crímenes, masacres, torturas y desapariciones forzadas, lo que muestra otro desajuste de nuestra política criminal. Desde cuando, por boca de altos funcionarios de Palacio, Uribe dejó ver que buscaría eliminar la prohibición de reelección inmediata, se desató una atronadora campaña nacional para ambientar la idea, alegando que si no se le permitía un nuevo mandato al Presidente en ejercicio se desplomaría la política de “seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social”, y el país caería en insondable crisis, pues Uribe era irreemplazable y, de lejos, mejor Presidente que, entre otros, Bolívar, los Lleras, López Pumarejo o López Michelsen. Verdaderos torrentes de elogios y exageraciones oímos de muchos de quienes hoy admiten que ese fue el mayor error en la historia reciente del país. Convendría revisar quiénes, alborozados, recibieron a Yidis en desayuno palaciego al anunciar su voltereta después de los ofrecimientos. O quiénes fueron los ponentes de la reforma. O releer las descalificaciones que recibimos los pocos que, como dice hoy ese expresidente, nos oponíamos al “cambio constitucional con nombre propio”. Dentro de ese ambiente, y con popularidad inédita en Colombia, como el mayor de los Karamazov, se creía que para obtener el fin “todo estaba permitido”. Sabas, Palacio y Velásquez, sin ningún beneficio personal, y la propia Yidis son solo una pieza dentro de ese engranaje, con antecedentes históricos. Porque de un tiempo a...

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