Llegar a general tras vivir el infierno de la guerra y el secuestro - 26 de Noviembre de 2023 - El Tiempo - Noticias - VLEX 953844899

Llegar a general tras vivir el infierno de la guerra y el secuestro

María paulina ortiz - cronista de el tiempoEse día supo que algo diferente venía en camino porque la comida cambió: le dieron pollo, lo que solo pasaba cuando tenía que grabar una prueba de supervivencia. Acababa de llegar, junto a otros compañeros de cautiverio, a una casa cerca del río Inírida. Hacía sol y eso también le pareció extraño: poder ver la luz del día, tan escondido que solía permanecer en lo más profundo de la manigua. Vianney Javier Rodríguez Porras —en ese momento subteniente de la Policía— llevaba casi diez años en manos de las Farc, tras ser secuestrado durante la toma de Mitú, uno de los más sangrientos actos guerrilleros en la historia del conflicto colombiano. Rodríguez ya había soportado miles de días en cautiverio, así que podía detectar cuándo se respiraba un aire distinto. Lo confirmó al oír el vuelo cercano de helicópteros y ver que eso no generaba preocupación entre los subversivos. Era el 2 de julio de 2008. El día en que la operación Jaque los llevaría a la libertad. Pero hasta ese momento ni él ni ninguno de los catorce secuestrados con quienes estaba sabían nada. Los guerrilleros les explicaron lo que después se supo que era una puesta en escena de la inteligencia militar: que venía de visita una misión humanitaria, que los iban a trasladar, que necesitaban ponerse esposas y subir al helicóptero. Hubo una reticencia inicial. Pero él fue uno de los primeros en acceder a subir y ser esposado. Los demás lo siguieron. Qué más podían perder. Y ganaron: la libertad. —Yo fui víctima hasta ese día. Hasta ese 2 de julio del 2008 —dice Rodríguez, hoy con el rango de coronel y elegido esta semana para iniciar el curso de ascenso a general—. Tan pronto acabó el secuestro decidí no volver a mirar hacia el pasado y poner mis objetivos en el futuro. Perseguir mis sueños. Así lo ha hecho desde que era niño, en Acacías, Meta, donde nació en agosto de 1976. En su infancia ya estaba el deseo de ser policía, inspirado por dos primos que habían tomado ese camino. Sentía admiración por ellos. Su padre, ganadero y dueño de una carnicería, quizás hubiera preferido que su hijo siguiera sus pasos y se ocupara de reemplazarlo en sus tareas. Pero Vianney Javier tenía claro su destino. A los 17 años tomó rumbo hacia la Escuela de Cadetes General Santander, en Bogotá. Su madre —tan católica que lo bautizó Vianney en honor a san Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes— se lo encomendó a Dios. "Al comienzo fue duro. Separarme de la...

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