Llegó ‘Fuego y furia’, el libro que el presidente Trump quiso censurar - 4 de Marzo de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 704478549

Llegó ‘Fuego y furia’, el libro que el presidente Trump quiso censurar

La tarde del 8 de noviembre de 2016, Kellyanne Conway –directora de la campaña de Donald Trump– se instaló en su oficina de cristal en la torre Trump. Hasta las últimas semanas de la carrera por la presidencia, el cuartel de campaña de Trump había sido un lugar desangelado. Todo lo que parecía distinguirlo de una oficina corporativa eran unos cuantos carteles con lemas de derecha. Conway se encontraba extraordinariamente animada, considerando que estaba a punto de experimentar una estrepitosa derrota. Donald Trump perdería la elección –estaba segura–, pero posiblemente podría mantener la derrota por debajo de los seis puntos. Eso era una victoria sustancial. En cuanto a la inminente derrota, no le hizo caso: era culpa de Reince Priebus, no suya. (…) Más allá de todas las meteduras de pata de la campaña, el verdadero problema, dijo, era un demonio que no podían controlar: el Comité Nacional Republicano (CNR), dirigido por Priebus; su compinche, Katie Walsh, de 32 años, y su artillería antiaérea, Sean Spicer. En lugar de involucrarse de lleno, el CNR, que en última instancia era el instrumento de la élite republicana dominante, había estado cubriendo sus apuestas desde que Trump ganó la nominación. Cuando Trump necesitó el empujón, simplemente no lo encontró. Esa fue la primera parte del giro de Conway. La otra fue que, a pesar de todo, la campaña había regresado del abismo. Un equipo que tenía graves carencias o, hablando de manera literal, el peor candidato en la historia política moderna –cada vez que se mencionaba el nombre de Trump, Conway hacía la pantomima de poner los ojos en blanco o mirar al vacío– lo había hecho extraordinariamente bien. (…) De hecho, John McLaughlin, uno de los encuestadores de la campaña de Trump, había comenzado a insinuar más o menos durante la semana anterior que algunas cifras estatales claves, hasta entonces desalentadoras, podrían estar cambiando en beneficio de Trump. Sin embargo, ni Conway ni Trump mismo, ni tampoco su yerno Jared Kushner –el verdadero director de la campaña, o su monitor, designado por la familia– dudaban de que su inesperada aventura terminara pronto. Solo Steve Bannon insistía en que las cifras se inclinarían a su favor. Sin embargo, como se trataba de la opinión de Bannon –del loco de Bannon–, era lo opuesto a una opinión alentadora. (...) El consenso tácito entre casi todo el mundo en la campaña era que no solo Donald Trump no sería presidente, sino que, probablemente, no debería...

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