El ‘luthier’ que forja sus gaitas en Bogotá - 22 de Agosto de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 580969882

El ‘luthier’ que forja sus gaitas en Bogotá

Maestro

Felipe Motoa Franco Redactor de EL TIEMPO “Por aquí hay grandes señales del tiempo precolombino, porque hablar de la gaita es retroceder caminos, es meterse en el ayer y en la ciencia del indio”: Un fuego de sangre pura, Los gaiteros de San Jacinto. Sobre el mesón reposan diez palos. Bisturís, cepillos, tapabocas, marcadores e hilo. Fredys Arrieta lija el contorno de un madero. Afloran partículas de finísimo polvo. Introduce una lija menor por el centro y hace lo propio. Forma el corazón de una gaita, instrumento que lo llevó a obtener un premio Grammy. Cientos de veces ha hecho la misma labor. Desde los nueve años, cuando aún vivía en San Juan Nepomuceno (Bolívar), aprendió de su tío abuelo Ricardo Barrios, gaitero predecesor de Los gaiteros de San Jacinto. Este murió de 105 años. Era 1983, en el patio de una finca, junto a una ceiba: –Tú y yo ya podemos ponernos a jugar– le dijo el anciano. –¿Por qué? –Ya casi vas a ser el hombre que yo fui. Mientras tanto podemos jugar como dos pelaitos. La fuerza de hombre que ya perdí, tú la vas a encontrar. Y yo sé unas cosas que a la tumba me las tengo que llevar. –¿Qué dices? –Te gusta esto de las gaitas, pero naciste en otro tiempo– recuerda que le dijo el viejo, enigmático. Agarra un machete y desliza la hoja, sostenida con ambas manos. El madero suena como un montón de zetas consecutivas, haciéndose más delgado. “Yo que soy práctico pulo con machete. Pero a los que enseño lo hacen con cepillo”, explica el músico y luthier de 43 años. En su cara rolliza destacan las cejas tupidas, tan negras como el carbón que mezcla con cera de abeja, para conseguir la mezcla que usa como pegante. En la Escuela Taller, fundación de carácter mixto ubicada en las viejas –y restauradas– instalaciones del Ferrocarril de la Sabana (calle 13 con carrera 18), trabaja a diario en sus diferentes gaitas: macho o hembra, según el sonido y número de orificios. Pero también en tambores y restauración de instrumentos, como un arrume de xilófonos que espera por sus manos y oídos baquianos. Si el tío abuelo fue el principio, Los gaiteros de San Jacinto serían la graduación. Este memorable grupo hizo del instrumento y la música folclórica una estampa de Colombia ante el mundo. Fredys los tuvo de cerca, al ser su vecino en los Montes de María (Bolívar). Desde chiquito se les pegó hasta ganar su amistad y confianza. “Me explicaron los instrumentos, con una amistad que aún nos une con los dos que quedan vivos: Juan Alberto...

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