La mala herencia que nos dejó el capo - 1 de Diciembre de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 478857306

La mala herencia que nos dejó el capo

Alejandro Baena Redacción Domingo Si Escobar fue el cáncer de Colombia en los 80 y principios de los 90, la metástasis continúa 20 años después de su muerte. Tantos vientos sembró el capo en su carrera criminal que para los colombianos es difícil ponerse de acuerdo sobre cuál es la peor tormenta que nos legó. De lo que no hay duda es de que el país que sobrevivió al narco nunca fue el mismo, porque Escobar parió demonios y alimentó otros que –en una Colombia que nunca ha estado libre de pecado– solo esperaban a que alguien abriera la caja de Pandora. Haber institucionalizado el sicariato, haber fundado en Medellín una estructura criminal y factoría de muerte como la ‘oficina de Envigado’ –que se regenera y muta ante cada golpe policial– y haber ‘narcotizado’ el conflicto son algunas de las herencias malditas que se les atribuyen al capo y a sus sucesores. El dinero que les insufló la coca a las guerrillas y a los paramilitares, por ejemplo, escaló la guerra interna a niveles nunca imaginados, y no es casual que el tema de cómo resolver la cuestión del narcotráfico y los cultivos ilícitos saltara a la agenda de diálogo entre el Gobierno y las Farc, en La Habana, donde el asunto comenzó a discutirse esta semana. “El narcotráfico les dio poder militar a las Farc y al Eln, pero además estos grupos aprendieron de Escobar que el terrorismo urbano era una buena vía para acorralar al Estado –afirma un periodista que siguió muy de cerca los pasos del capo–. Basta con mirar los archivos de prensa para ver cómo estas guerrillas multiplicaron las acciones en las ciudades y los atentados contra la población civil años después de la muerte de Escobar”. Otro de los legados del capo –aunque involuntario– fue haberles trazado el camino a quienes estaban en la segunda línea del negocio, que entendieron que confrontar al Estado era morir y que era mejor transar o cooptarlo para conseguir sus fines, entre ellos quitarse de en medio al mismo Escobar. “Los ‘Pepes’ (Perseguidos por Pablo Escobar) son uno de esos primeros consorcios delictivos muy profesionalizados en los que concurrieron narcos, criminales y agentes de la institucionalidad –afirma el investigador del Instituto Popular del Capacitación (IPC) de Medellín Diego Herrera–. Ese tipo de asociaciones fueron, en parte, el cimiento del proyecto paramilitar en el país, y es uno de los grandes lastres que nos quedaron de aquella época”. Esta visión la comparte el sociólogo experto en la relación entre droga...

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