Mandela, de preso de los blancos a presidente de todos - 11 de Diciembre de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 480626838

Mandela, de preso de los blancos a presidente de todos

José Ángel Hernández Especial para EL TIEMPO No era cualquiera Mandela al nacer, y por ello se le educó para liderar su aldea en el bantustán xhosa, etnia a la que pertenecía su familia. Ya conocían los xhosas lo que era la opresión antes de la llegada de los blancos a Sudáfrica. La etnia zulu, mayoritaria entre los ciudadanos de color y los xhosas se tenían un odio étnico cerval desde tiempos ancestrales y Mandela sabía desde su más tierna infancia que los blancos no eran los primeros en intentar subyugar a su pueblo. Pero Mandela no se resignó, muy rápidamente dio muestras de su inconformismo cuando optó por los estudios de derecho en vez de acaudillar a su tribu que era para lo que estaba destinado. Ya en 1942, con su título de abogado bajo el brazo, Mandela destacaba, no solo por ser uno de los primeros negros que conseguían tal título sino porque ya destacaba dentro de la Asociación Principal entre la comunidad de color: El Congreso Nacional Africano más conocido con el CNA. Mandela fue nombrado presidente de las juventudes de esta organización antiapartheid. Cuando el gobierno detentado por los blancos decide proscribir esta organización, viendo el peligro que para su supremacía representaban el joven abogado y sus camaradas, Mandela se convence de la imposibilidad de la resistencia pacífica y opta por la lucha armada. Estamos en 1960, en plena Guerra Fría, con una Unión Soviética henchida y apoyando a los que se daban en llamar por aquellos días movimientos de liberación. Los ejemplos de la lucha de la guerrilla argelina contra la metrópoli francesa y el de Castro en Cuba, se convierten en ejemplos para un Mandela que supervisa diversos atentados y acciones violentas en esa época. El gobierno blanco le sigue los pasos y lo detiene en 1961. Durante el juicio posterior, Mandela demuestra de qué madera estaba hecho cuando al terminar el juicio y como último alegato declara: “Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”. Se jugaba Mandela en este juicio una condena a muerte, sus abogados así se lo habían advertido, pero su coraje no menguó durante el juicio. Una valentía que fue conocida internacionalmente ya que el juicio fue seguido con atención internacional. La ONU había decretado sanciones...

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