Marcha fúnebre Elenco - 23 de Noviembre de 2012 - El Tiempo - Noticias - VLEX 407876822

Marcha fúnebre Elenco

Debe ser que no hay nadie más. Debe ser que Colombia es la historia de ellos. Y que nosotros apenas somos sus espectadores. Uno podría sentirse descorazonado -y declararse oficialmente derrotado- cuando ve a esos polemistas apolillados que culpan a los otros por el estado de "la patria", cuando ve a esos negociadores de paz ochenteros que conversan "a buen ritmo" en La Habana o a esas trajinadas figuras públicas que en vano han estado buscando soluciones diferentes a la gallardía y a la resignación y a la vergüenza ante este inapelable fallo de La Haya que acaba de quitarle al país 75.000 kilómetros del mar del mundo, pues tanto los contendientes como los expertos son los mismos de hace treinta años, y Álvaro Uribe y Roberto Gerlein y Julio Londoño y Noemí Sanín y Humberto de la Calle y Luis Carlos Villegas son nuestras jóvenes promesas, pero debe ser que esto es lo que hay: debe ser que este es el elenco.

Colombia debe ser esa telenovela de bajo presupuesto: otra más de aquellas historias alargadas -pongo un ejemplo nostálgico: la enrevesada Padres e hijos- en las que los poquísimos protagonistas que los productores pueden pagar se ven obligados a ocupar todos los roles de la trama.

Debe ser que no hay nadie más. ¿Se acuerdan de las palomas blancas en los muros, del holocausto del Palacio de Justicia, de los escuadrones de la muerte de un tal Yair Klein, de los tres candidatos a la presidencia asesinados, del cadáver boca arriba del sangriento Pablo Escobar, del primermundismo tercermundista que hizo de "apertura" un sinónimo de "desigualdad", de los ocho mil procesos que paralizaron a un país vencido por la mafia? ¿Se acuerdan de los secuestros, de las masacres, de las sillas vacías? ¿Se acuerdan de Uribe? Pues bien: ahí estaba este reparto. Ellos lo vieron todo. Ellos sirvieron a esa patria de ellos en sus ratos libres e interpretaron a medias sus papeles. Y, de gobierno en gobierno, nos hicieron creer que la respuesta no era la noble "fue mi culpa", sino la infame "nos robaron".

"Nos...

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