Marcha fúnebre Escalofrío - 1 de Abril de 2011 - El Tiempo - Noticias - VLEX 265853514

Marcha fúnebre Escalofrío

Sólo Dios está en todas partes. Pero el procurador Ordóñez pretende algo parecido. Considera que "Colombia va por un despeñadero moral", que "perdió totalmente el temor a la justicia y el respeto a la vida". Y para sentar ejemplo, como imponiéndose a sí mismo la tarea de regenerarnos, se ve obligado a aparecérsenos día y noche en los más recónditos rincones de los medios. Ahí está. Saca del ruedo público al secretario uribista Bernardo Moreno por el caso de las interceptaciones ilegales; investiga al senador de izquierda Iván Moreno por el escándalo de la contratación en Bogotá; advierte al Ejército, tras el asesinato de los niños de Tame, que esta vez él es "la máxima autoridad": impone la ley a diestra y siniestra y en vivo y en directo.

Y si alguien le pregunta por qué estamos como estamos, por qué hemos llegado a semejantes grados de corrupción y de violencia, responde sin pestañear que el país perdió el temor a la ley porque perdió el temor de Dios.

Ahí está. A veces, cuando lee nuestras leyes con las gafas de su moral, el procurador Ordóñez se asemeja a aquel monseñor Builes que en días de la violencia partidista llamaba pecadores a los lectores de EL TIEMPO porque "el liberalismo es esencialmente malo". Ordóñez cree que de nada sirve su labor pacificadora en el ministerio público si no viene acompañada de una pedagogía de los valores. Habla del "deterioro del tejido social". Y va por el mundo dando ejemplos osados de nuestra supuesta decadencia: "Se busca desnaturalizar a la familia permitiendo la adopción de parejas del mismo sexo"; "ni el porte ni el consumo de drogas son asuntos propios de la vida íntima de las personas"; "una sociedad que justifica el aborto puede justificar cualquier otro delito".

No está solo en su cruzada por las "buenas costumbres": los sospechosos de siempre, del Partido Conservador a la Iglesia Católica, van a su lado como una anacrónica marcha de guerra que da pasos atrás.

Un, dos, un, dos. Viene, a su derecha, la jurista Ilva Myriam Hoyos: parece empeñada en revivir...

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