La marea, esperanza para los manglares de Tumaco - 1 de Agosto de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 579630398

La marea, esperanza para los manglares de Tumaco

Laura Betancur Alarcón Redactora de Medioambiente De sus viajes e investigaciones en el Pacífico le quedaron varios amigos que no dudaron en llamarlo ante la tragedia ambiental de su tierra. Entre las especulaciones y preocupaciones que le llegaron a su oficina en el Instituto Colombiano de Petróleos en Bucaramanga (Santander), a Diego Gil una historia en particular le llamó tanto la atención que no dudó en tomar un avión con rumbo a Tumaco. Tenía que ver con sus propios ojos ese municipio del departamento de Nariño, donde unas semanas atrás el petróleo se mezclaba con las aguas de los ríos y el mar, sin darles tregua a la fauna y a la flora, lo que disparó las alarmas por lo que puede ser uno de los ecocidios más graves en la historia del país. Esas tierras le recordaban aquellos años en los que, en su rol de experto en manglares, Diego se deleitó con la riqueza de ese ecosistema y de una de las especies más queridas por el pueblo afro: la piangua, el molusco del que viven las familias y que hoy lloran los pescadores. Pero en esta ocasión, regresó ya como funcionario de Ecopetrol, para poner su conocimiento y experiencia al servicio de la tierra que exploró cinco años atrás. La historia que motivó su viaje parecería simple: 15 días antes del derrame de los 410.000 galones de petróleo por el atentado al oleoducto Trasandino, en Tumaco, había hablado con Carlos Lucero, un investigador de ese municipio que le contó las delicias de un “encarguito” (un plato) con piangua, pescado blanco y arroz. Y tres días después del derrame, el mismo Carlos le confesó a Diego que su encocado para el almuerzo había terminado en la basura: le sabía a petróleo. Esa advertencia trajo a la mente de Gil uno de esos recuerdos que él entiende como la “pobreza bonita” del paisaje del Pacífico: recorrer uno de los tantos pueblos que visitó y encontrar sobre la mesa de una pequeña choza diez pianguas y un puñado de arroz. “Es muchas veces lo único que tienen para comer”, asegura este bogotano egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Por eso, a su llegada al municipio nariñense, a comienzos de julio, Diego no dudó en preguntar si otros también habían vivido la experiencia de su colega Lucero con el sabor de la comida. “No” fue la respuesta. Hasta ese momento, a las personas no les sabía a químicos su pescado de siempre, pero la mortandad los asusta. Las soluciones a largo plazo también: no se trata de reemplazar un cultivo por otro, sino de unos recursos que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR