Martín Lutero supo aprovechar la revolución mediática de su tiempo - 26 de Noviembre de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 697561421

Martín Lutero supo aprovechar la revolución mediática de su tiempo

Juan Rodríguez M. - el mercurio - chile @ElMercurio_cl

Dios se le apareció como un rayo. El 2 de julio de 1505, el estudiante de derecho Martín Luder regresaba de visitar a sus padres en Mansfeld, Alemania, cuando se vio en medio de una tormenta. Cayó un rayo que lo hizo tirarse al suelo, espantado, y dijo: “Ayúdame, santa Ana, y me haré monje”. Dos semanas después, contra la voluntad de su padre, el hombre que llegaría a ser conocido como Lutero celebró junto con sus amigos la despedida del mundo: “¡Hoy me veis, y ya nunca más!”, les dijo, y desapareció tras los muros del monasterio agustino de Efurt. El hecho está relatado en Martín Lutero. vida, mundo, palabra (Trotta), la biografía más reciente en español sobre el reformador alemán, escrita por Thomas Kaufmann, catedrático de historia de la Iglesia de la Universidad de Gotinga. Según Kaufmann, que el futuro monje se resistiera a los intentos de sus amigos y familiares de persuadirlo (su padre llegó incluso a recurrir al mandamiento de obediencia debida a los padres) “indica que en esta primera decisión autónoma de su vida trazó una línea divisora en su existencia (...). Su desesperación por la vida que había vivido hasta entonces y su esperanza en una nueva llevaron a Lutero a la Iglesia, y él las introdujo en ella”. Burgués y campesino Lutero nació el 19 de noviembre de 1483 en Eisleben, Mansfeld, parte de Sajonia, un electorado del sacro Imperio romanogermánico. Su madre pertenecía a una familia burguesa, educada –aunque los enemigos de Lutero difundieron leyendas de que era una mujer mísera, torpe y supersticiosa que había engendrado a su hijo con el diablo–, mientras que su padre era de origen campesino e hizo cierta fortuna en la minería. El origen social de la madre y el bienestar alcanzado por el padre explican por qué Lutero recibió una exquisita educación que lo llevó, desde la escuela, a estudiar artes liberales y, luego, en 1505, derecho. “Nada indica que el estudiante Martín no haya sido también aquel muchacho joven, dispuesto y alegre que amaba la compañía y que sabía tocar el laúd”, escribe Kaufmann. Ya sabemos que un rayo interrumpió su carrera como jurista y lo llevó al monasterio de los agustinos recoletos, para convertirse en un monje mendicante. Según Kaufmann, los primeros tiempos de Lutero en el lugar fueron ambiguos: por un lado estaba la confianza que tenían en él los superiores, y por el otro la insatisfacción del joven consigo mismo y las dudas espirituales que...

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