Memoria de tiempos heroicos de la educación en Colombia - 12 de Mayo de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 844503881

Memoria de tiempos heroicos de la educación en Colombia

Gabriel Restrepo* - para el tiempo¿Qué habrá sido de los flagelantes del poblado de Santo Tomás en la era de la pandemia? Pero quizás sobre pensar en ellos porque dar azotes es un hábito nacional. Solo que ejercido en espaldas ajenas. Como la famosa autocrítica de los camaradas administrada con golpes de pecho, ¡en el pecho de otros! Nadie negará que tantas deficiencias sean motivos de crispación: crear y distribuir riqueza y administrar justicia no es como hacer morcillas de tripas. Ahora y mañana magnificadas las carencias por ese letal huésped: el diminuto virus de 300 millones de átomos y de 0,00012 milímetros, incapaz de reproducirse sin chupar ajenas vidas. Pero el efecto es más nefasto cuando las fallas del timo abren flancos en las defensas del cuerpo físico. Y del moral cuando una sociedad pierde el equilibrio ético. Al quebrar la mesura de pasiones, la polarización segrega depresión, anomia y ojalá no anarquía. Al menos que nos sirvan de bálsamo lecciones del pasado. En 1952 la esperanza de educación de los colombianos era de apenas un grado y dos meses de escuelita. Así lo atestiguó el lamentado Juan Luis Londoño en serios estudios. Después de un país de África, nuestros promedios eran los peores del mundo. No era nada casual que se juntaran violencia e ignorancia. Empero, cuatro épicas gestas de alcance orbital nos salvaron del abismo. Al menos durante mucho tiempo mitigaron vacíos ancestrales. Primera, la humilde acción del curita monseñor José Joaquín Salcedo Guarín con la creación de la Acción Cultural Popular (Acpo): 1953, cuando el analfabetismo campesino era del 63 %. ¿No nos dice nada esta audacia del uso de radio y prensa para salvar pobreza y violencia cuando contamos con las Tics? ¡Tantas veces la medianía responde a falta de imaginación y de coraje! Segunda, la sabia tozudez del cartagenero Rodolfo Martínez Tono al crear el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena). En el primer año, 1957, se crearon siete seccionales. ¿Qué sería hoy la suerte de millones de jóvenes sin esta respiración artificial? ¿Y qué les enseña a las universidades en torno a la urgente alianza de ciencia, tecnología y técnica a gran escala cuando requerimos hacer más con menos? Tercera: parece un cuento de hadas, pero es monumental lección. Sin recursos, Gabriel Betancourt Mejía acudió a fines de los cuarenta a una empresa de Medellín y solicitó un crédito personal para estudiar doctorado en una universidad de Estados Unidos. La insólita concesión...

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