Michael Jackson - 12 de Agosto de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 736453249

Michael Jackson

Los 60 deDesde que nació el rocanrol, la cultura pop anglosajona pareciera cimentarse en el mito de la eterna juventud. O, mejor, en una nostalgia por mantenerse vivos gracias a una batalla contra Dios, en la que los jóvenes salen triunfantes. Para redondear la figura, se consolidó una consigna: ‘vive rápido, muere joven y tendrás un hermoso cadáver’. La sentencia terminó siendo el eslogan del ya famoso ‘club de los 27’, en donde cupieron (y siguen entrando) grandes estrellas de la música que, desde el lejano Robert Johnson hasta la reciente Amy Winehouse, se han apoderado del sueño de la juventud suspendida, gracias a los atributos de la fotografía, del cine y, ahora, del video. Pero los tiempos avanzan en su loca carrera sin destino y no todas las estrellas de la música mueren jóvenes. Los Rolling Stones, ídolos incuestionables de la rebelión adolescente, se acercan sin problemas a los 80 años. Igual sucede con los restos de los Beatles, con los protagonistas de Led Zeppelin, de The Who, con Bob Dylan. Los héroes del siglo XX parecieran permanecer en un eterno pacto con Dorian Gray como, en su tiempo, Fausto gracias a Mefistófeles o, siglos después, Peter Pan lo hiciese en la tierra de Nunca Jamás. Entre los músicos afroamericanos, envejecer no ha sido un problema. Los grandes estandartes del blues siguieron sobre los escenarios hasta los últimos días de sus existencias. Sin embargo, hay una suerte de reproche, no exento de envidia, hacia Keith Richards, Eric Clapton, Elton John o Ringo Starr por seguir jugando a la alegría, cuando deberían estar contándoles historias a sus nietos y no hacer saltar a 3 generaciones de espectadores en estadios y coliseos cada vez más abarrotados. Finalizando el verano de 2009, Michael Jackson, el autodenominado ‘rey del pop’, quiso celebrar su cumpleaños número 51 con 50 conciertos en la O2 Arena de Londres. Su juventud parecía intacta. Todo marchaba sobre ruedas, a pesar de algunos aplazamientos en la venta de la boletería y un incómodo silencio por parte de la estrella. El asunto parecía normal, a sabiendas de los enojosos juicios por los que había pasado el protagonista de la saga y conociendo las inesperadas reacciones de su ya agitada vida de excepciones. Pero la desconcertante noticia de su muerte acabó de un golpe con el mito viviente más poderoso de Norteamérica. No lo destruyó, por supuesto, porque Michael Jackson sigue siendo una presencia enorme como para borrarla de un plumazo. Sus álbumes, sus...

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