Misiones: utopía del turismo sustentable - 21 de Enero de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 701309945

Misiones: utopía del turismo sustentable

MARCELA HAN - ENVIADA ESPECIAL DE ELTIEMPO* @Han_Acero

Respiramos hondo y damos un paso hacia el abismo. Nos rodea tanta niebla que parecemos dentro de una nube. Aparecen de repente cientos de aves de alas puntiagudas que permanecen unos segundos suspendidas en el aire cálido y húmedo, antes de lanzarse cual kamikaze hacia las cataratas de Iguazú. Somos solo seis periodistas manteniendo el equilibrio sobre la Garganta del Diablo, el salto de agua más alto –82 metros– de los 275 que tiene el parque nacional Iguazú, en el nordeste de Argentina. Esta maravilla –declarada patrimonio natural de la humanidad por la Unesco en 1984– es el sistema de cascadas más caudaloso del mundo, incluso supera a las del río Niágara, entre Estados Unidos y Canadá. En un año, al parque nacional Iguazú ingresan más de un millón de personas. El promedio diario es de cuatro mil. Pero este ir y venir de multitudes se ha convertido en un riesgo para la provincia de Misiones, hogar de las cataratas. En esta zona se producen 521 toneladas de desperdicios al día. ¿Cómo proteger los recursos naturales y al mismo tiempo impulsar el desarrollo del turismo? Conocimos a quienes han dedicado sus vidas a hacer que este sea un destino que, ojalá, los hijos de nuestros hijos lleguen a disfrutar. Río y selva: fuentes de vida La provincia de Misiones, en el nororiente de Argentina, es un rincón de tierra gaucha entre Brasil y Paraguay. Allí viven los guardianes del último remanente de selva paranaense. El agua rodea casi toda la provincia. Por el occidente pasa el río Paraná, que la separa de Paraguay, y por el norte, el Iguazú crea una frontera natural con Brasil. En el suroriente está el río Uruguay, responsable de nutrir las porciones de selva paranaense concentradas en esta parte de Misiones. En 1999, el Gobierno argentino sancionó la ley del Corredor verde, que pretendía unir más de un millón de hectáreas de selva para conservar sus ejemplares de flora y fauna. Sin embargo, detener la tala de árboles no es un objetivo realista. “Nuestra misión no es guardar los bosques, sino que no se acaben”, dice Saúl Blanco, especialista en turismo sostenible de Rainforest Alliance, una ONG internacional que trabaja desde hace cuatro años con empresas locales. La idea no es dejar de usar, sino reponer. “Nuestro objetivo es la reforestación”, dice Alejandra Pautasso, empresaria de Tacuapí Lodge, un alojamiento en medio de la selva. Las cabañas, construidas cerca de la copa de los árboles...

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