En Moñitos aún veneran al narco que descubrió a Patricia Teherán - 5 de Octubre de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 694329409

En Moñitos aún veneran al narco que descubrió a Patricia Teherán

Moñitos. Ya no pueden dormir tranquilos. Saben que están expuestos a un ataque en cualquier momento de la noche. La casa de una planta, que sirve de estación de policía de Moñitos, no es escudo protector de nada. Parece una vivienda familiar, tan vulnerable como cualquier otra, y además está en obras. Cuando salen a patrullar, deben permanecer alertas. El 29 de agosto pasado los atacaron con granadas y ráfagas de fusil mientras se desplazaban por la vía que une la cabecera municipal con el corregimiento Paso Nuevo. Los cinco policías, incluido el comandante del puesto, reaccionaron a tiempo y salvaron la vida, pero los integrantes del ‘clan del Golfo’ tienen la orden de continuar el macabro Plan Pistola en sus áreas de influencia y volverán a intentar matarlos. Es la peor instalación policial de las existentes en un triángulo costanero, conformado por Moñitos, San Bernardo del Viento y San Antero, que durante décadas ha sido corredor para el contrabando y el tráfico de drogas. Su privilegiada situación geográfica en el departamento de Córdoba, con salida al golfo de Morrosquillo y al corredor del Urabá, es el origen de su desgracia. “Yo tengo 43 años, soy de la zona, y son 43 años de ilegalidad. Desde niño recuerdo que había contrabando”, señala un uniformado que pide no dar su nombre. “Aquí miran y no ven, escuchan y no oyen. La gente querría hablar, pero no pueden por miedo”. Los contrabandistas empezaron a traficar con electrodomésticos, whisky, café y textiles, y con el paso de los años los narcos los desplazaron y se apropiaron de la ruta. Desde lugares escondidos en sus playas y manglares –solo Moñitos posee 42 kilómetros de costa– envían lanchas cargadas de polvo blanco con dirección a Centroamérica. Si la geografía fue la raíz del problema, distintos aspectos sociales son la razón de que se perpetúe. Medio siglo enfrascados en una economía ilegal desdibujaron las fronteras que separan el bien del mal, y no ayuda el ejemplo de una clase dirigente local que ha hecho de una insaciable corrupción su medio natural de vida. Como apenas existen empresas que brinden buenas oportunidades laborales y la irrupción del turismo es aún precaria, son legión los jóvenes sin horizontes que encuentran atractiva la pertenencia a una banda narcotraficante. También contribuyen las leyendas románticas sobre algunos contrabandistas y narcos que quedaron grabadas en el imaginario colectivo. Traficar con cocaína y la violencia que conlleva se antojan...

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