Las mujeres son menos escuchadas que los hombres - 9 de Octubre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 650590461

Las mujeres son menos escuchadas que los hombres

María Cristina Jurado El Mercurio (Chile) “El triunfo de hoy no es de una persona. Pertenece a generaciones de mujeres y hombres que lucharon y se sacrificaron. En nuestro país comenzó aquí en Nueva York, en Seneca Falls, en 1848, cuando un pequeño pero determinado grupo de mujeres y hombres pensó que merecíamos igualdad de derechos”. La voz de Hillary Clinton retumbó en Brooklyn y segundos después hizo eco en el mundo. La candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos agradeció a sus votantes, en un gesto que fue seguido por millones de personas en los cinco continentes. Pero la suerte de Clinton –una política aguda, con 30 años de experiencia y cuya voz el mundo escucha– no es compartida por el resto de las mujeres, dicen los expertos. Ni siquiera Madeleine Albright, la primera secretaria de Estado estadounidense y pionera en los 90 de la ruptura del ‘techo de cristal’, al menos en el campo de la diplomacia y la seguridad nacional, se salvó de reconocer que en su carrera enfrentó muchas reuniones como única mujer en las que calló por temor a ser enjuiciada por sus colegas. “Todavía siento ansiedad cuando participo en un debate solo con hombres”, confesó a principios de este año. La anécdota la recordó para Boston Review el catedrático y cientista político Christopher Karpowitz, quien junto a Tali Mendelberg, de la Universidad de Princeton, publicó El sexo silencioso (The silent sex: gender deliberation and institutions), que el año pasado ganó tres premios como libro de psicología y ciencias políticas. El texto, que explora las formas de participación en el debate político y en el discurso público en su país, llegó a la conclusión de que, en general, las mujeres hablan menos tiempo y con expresiones menos firmes que sus pares hombres, por temor a ser criticadas y, sobre todo, interrumpidas. No es suficiente que se rompa el ‘techo de cristal’, dicen investigadores de distintos países: aún hay que tener una voz que se escuche. Y los hombres –por múltiples razones– no están escuchando, dicen las estadísticas. Y no solo en política, también en colegios, universidades, reuniones de trabajo, negocios y en la vida pública. Acostumbrados a tomar la palabra y a hablar largo, seguro y sin interrupciones –sin miedo a la crítica–, producen el efecto indirecto de intimidar el discurso de sus compañeras, al tomarse la mayoría del espacio y el tiempo. Esta es una norma social nítida que se ha convertido en materia de estudio de expertos en...

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