El múltiple legado de Gabriel García Márquez - 21 de Diciembre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 549731702

El múltiple legado de Gabriel García Márquez

Yo era un niño cuando escuché por primera vez el nombre de Gabriel García Márquez. Se hablaba de él en todas partes y las menciones, en ese entonces, estaban ligadas a la aparición de su novela Cien años de soledad. Por mi edad, no era mucho lo que sabía de literatura colombiana. De esa época tengo algunos recuerdos emborronados de autores costumbristas como Tomás Carrasquilla, de un romántico tardío, Jorge Isaacs, y de otro que intentó tomar distancia de los dos anteriores, acercándose al modernismo: José Eustasio Rivera, autor de La vorágine. Pero estos tres nada tenían que ver con ese autor que recién me nombraban y que al mencionármelo sentía que me decían, sin que me lo dijeran, ¿cómo es que no sabés quién es Gabriel García Márquez? Lo primero que leí de él fue El coronel no tiene quien le escriba y debo confesar que no fue en esa oportunidad cuando descubrí todo su valor literario. Aunque el libro es una joya, en esa lectura no sentí que había entrado a ese universo de García Márquez del que tanto se hablaba. El coronel tenía más de realismo diario que de mágico. En él resurgía la cotidianidad de nuestras tierras: el olvido, la soledad, la desesperanza, la necesidad, el hambre. Sin embargo, por andar buscando otras cosas, mi error como lector novato fue no haber percibido la fuerza del mayor de sus talentos: el lenguaje. O tal vez sí lo percibí, sin darme cuenta, porque me dejé llevar por la historia hasta ese final que, sin duda alguna, es uno de los más contundentes de toda la literatura universal. En las lecturas que vinieron después supe a qué se referían cuando hablaban de él. Leí Los funerales de la Mama Grande y Cien años de soledad y entendí que tenía ante mis ojos una nueva forma de narrar. Algo que no se parecía a nada que hubiera leído antes, tan inconfundible y portentoso que se convirtió en un estilo único, bajo el dominio y sello de un solo autor. En ese hallazgo, entonces, que compartimos millones de lectores, comenzó a labrarse el legado de Gabriel García Márquez. García Márquez nos reinventó para el mundo. Lo asombroso era que a partir de la ficción García Márquez había vuelto a escribir nuestra historia con más precisión y profundidad que aquellos libros, en apariencia exactos, con los que se ha intentado explicar quiénes somos. Un ejemplo concreto está en un personaje histórico: Simón Bolívar. Es más real ese Libertador humano, contradictorio, acosado por las dudas y el estreñimiento, pero también obstinado...

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