No nos demos en la madre - 9 de Mayo de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 569172842

No nos demos en la madre

El arca de Noé

Luis Noé Ochoa

Mañana se festeja otro Día de la Madre. Para todas, en especial para las que leen esta columna, va mi ramo de rosas regado de amor. Feliz día, que las colmen de regalos y de sorpresas, después de que les hemos colmado la paciencia. Y hay que ser realistas y admirarlas más, pues, en un país con un viejo conflicto interno, la labor y la condición de madre son cada vez más difíciles. Aquí los trajes negros como regalo son muy frecuentes. Ellas, llorosas, son asiduas en iglesias y cementerios. El mes pasado se abrieron once tumbas de hijos de la madre patria y de madres humildes que los recibieron bajo la bandera nacional, y bajo una sonrisa irónica de las Farc, que tienen unos 2.000 menores, y dicen que no van a soltarlos, ni por la madre. O sea, casi dos mil madres que sufren. Anteayer, seguramente a otra madre y a otra esposa les destrozaron la vida cuando al suboficial del Ejército Edward Ávila una mina, en Norte de Santander, lo dejó sin piernas, al inspeccionar que no hubiera explosivos para crear un parque infantil. Y para más indignación, seguramente los mismos miserables que pusieron la mina –dicen que fue el Eln, o las “ratas humanas”– colgaron restos de una pierna en la malla del colegio para espantar a los niños. ¡Qué dementes! ¿Con qué sentimiento dirán hoy esos criminales a sus mamás, si las tienen vivas, “feliz día, mamita”? Qué país, ¿no?, queridas madres. Seguimos en un ambiente de muerte, polarizado, lleno de odio, que se percibe en todas partes. En la calle, donde nos la nombran a cada cuadra; en los partidos, los políticos y los otros. El domingo, por ejemplo, estuve en El Campín. Jugaban Millonarios y Nacional. Eh, avemaría pues, desde la entrada se sentía la tensión. El ‘hp’ se oía por doquier. El himno de Bogotá no se canta, sino que se le grita al rival, para que sepan dónde están, madre mía. Buen partido, tenso, con miles de insultos y sin goles. A los árbitros quiero recordarles que sean muy generosos con sus adoradas viejas. Yo solo se las nombro en mis oraciones. Qué pasiones. Cuando un jugador verde cayó, casi lesionado, hubo festejos y...

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