No es mi presidente - 15 de Noviembre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 653228313

No es mi presidente

Mauricio Cabrera G.*

Por primera vez en la historia de Estados Unidos se dio una manifestación popular contra la elección de un presidente, miles de personas se tomaron las calles en 25 ciudades para protestar contra Trump gritando “No es mi presidente”. No es que esos manifestantes desconozcan los resultados de las elecciones, o digan que hubo fraude –como había dicho Trump, que iba a hacerlo si perdía–, sino que no se sienten representados en las ideas y las políticas del magnate electo y piensan que una persona con su comportamiento tramposo, machista y racista no es digna de ser presidente. Además, saben que la mayoría del pueblo norteamericano apoyó a Hillary, quien obtuvo 500.000 votos más que Trump, pero por las complejas reglas del sistema electoral gringo, lo que importa es el número de estados en donde gane un candidato y, así –por segunda vez–, en este siglo, el candidato ganador del voto popular resultó perdedor en las elecciones. Por la misma razón, Bush hijo le ganó la presidencia a Al Gore, a pesar de que este último tuvo más votos con las nefastas consecuencias que todavía sufrimos. Pero las reglas de la democracia son claras y hay que aceptarlas, aun en la derrota. Por eso, Hillary reconoció que Trump será el nuevo presidente y llamó a sus seguidores a apoyarlo. También Obama, a pesar de haber dicho unos días antes que Trump no era apto para ser presidente ni para controlar el botón nuclear, aceptó que había sido elegido para dirigir el país y le ofreció su colaboración, porque, le dijo, “si usted tiene éxito, todo el país tendrá éxito”. No obstante, lo que queda de este proceso electoral, y que se manifiesta en las calles, en las redes sociales y en los medios de comunicación, es un país profundamente dividido. Se continua profundizando la tradicional divergencia entre los estados del centro y sur de Estados Unidos –que desde hace años votan por el Partido Republicano–, y los de las dos costas que prefieren a los demócratas, hasta el punto que en California toma impulso un movimiento separacionista que...

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