De nuevo, el lenguaje
Páginas | 31-31 |
31
D ,
El lenguaje «corrompido, puede convertirse en vehículo de
en el prólogo del Diccionario Panhispánico del Español Jurídico. Qué
gran verdad cuando se sale a la polis y hay que oír voces que pronuncian
escrituras que parecen redact adas por contorsionistas del lenguaje. Unas
y otras alteran el sentido de la palabra pura, de la palabra libre.
No hay palabras más inciertas que las leídas a un imputado en la
sala de audiencias o las que tiene que oír un detenido antes de llegar a
la celda. De nada sirven si no hay un vínculo con la realidad procesal
y con la realidad penitenciaria. Solo son palabras impuestas. Palabras
mecánicas que, por sus mismas características, no pueden estar
embargo, en contradicción con el presente, a veces nos encontramos
con alguna página de un código que regula, tratando de cambiar el
también nos encontramos con un lenguaje jurisprudencial, hecho
acercamiento a lo trascendente, tenemos la certeza de que nada o
casi nada de lo oído o leído coincidía con la realidad.
Las trampas del lenguaje son una bitácora maligna. Conducen a la
arbitrariedad. Un lenguaje arbitrario, sesgado o caprichoso es hostil
más participativas y democráticas. Al mencionar concretamente la
palabra penal
puede descansar en un mundo irreal al mismo tiempo que lo oculta.
La palabra penal
los derechos ciudadanos y no cuando disimula la agonía de éstos.
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba