‘Occidente debe prepararse para otros seis años de intransigencia’ - 31 de Diciembre de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 706728277

‘Occidente debe prepararse para otros seis años de intransigencia’

Las elecciones presidenciales rusas celebradas el domingo pasado fueron falsas, pero su resultado es real. Demostró que la mayoría de rusos acepta las reglas de Vladimir Putin. Eso en sí mismo es una especie de elección democrática, con implicaciones para los enemigos del presidente dentro y fuera de Rusia. La elección fue falsa porque el rival más acérrimo de Putin, Alexéi Navalni, estaba inhabilitado para participar en los comicios por una condena penal inventada. Fue falsa porque los ‘candidatos opositores’ fueron elegidos por el Kremlin y porque la mayoría de los medios de comunicación están bajo control del Gobierno. También fue falsa debido a una feroz presión para que los millones de votantes que dependen del Estado (funcionarios, estudiantes y trabajadores de empresas controladas por el Estado) acudieran a las urnas, y porque en muchos colegios electorales, especialmente en los que la frágil oposición no tenía observadores, las urnas estaban llenas. Sin embargo, esta vez también hay menos razones para catalogar de falso el resultado. Sergei Shpilkin, estadístico que demostró de manera convincente irregularidades en resultados de votaciones anteriores, señaló que el nivel de falsificación de votos “probablemente estuvo en un mínimo récord” y cercano a lo que vio en el 2004, durante la segunda elección de Putin, cuando no hubo conflictos. De acuerdo con Shpilkin, es probable que se hayan agregado hasta 8 millones de votos al recuento real. Incluso corrigiendo los datos oficiales con esos votos, el resultado sería de un 60 por ciento de participación y casi 74 por ciento de los sufragios para Putin. Sin la corrección, la participación alcanzó el 67,4 por ciento, más que en el 2004 y el 2012, y el mandatario ganó el 77,7 por ciento de los votos, el nivel más alto que ha obtenido. Teniendo en cuenta las restrictivas normas políticas de Rusia y la supresión sistemática de la oposición y los medios, la elección estaba destinada a ser un referendo sobre el gobierno de Putin, en el que la participación adquiría una importancia primordial. El Kremlin hizo lo posible para estimularla, con una masiva campaña de votación, nacional y regional. Según la ONG Golos, que supervisó las elecciones, se ofrecieron todo tipo de regalos: comida con descuento, boletos de cine gratuitos, concursos de selfis, loterías, etc. Pero nada de eso habría funcionado si los rusos no hubieran estado dispuestos a jugar el juego manipulador de Putin: los incentivos no...

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