Otra oportunidad que pasó - 19 de Enero de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 838957647

Otra oportunidad que pasó

El aniversario de la muerte de los 22 cadetes en la Escuela General Santander, que se conmemora al escribir estas líneas, pudo haber sido una magnífica oportunidad para que el Eln pidiera perdón por su barbarie, como en alguna oportunidad lo hicieron con los 84 muertos de Machuca, y diera así un paso en la dirección correcta, de crear ambiente para el diálogo. Como dijo uno de los padres de familia en la ceremonia: "Yo perdono. ¿Pero a quién, si a mí nadie me ha pedido perdón?". Fue tan grave lo ocurrido, y con tanta sevicia, que el Gobierno se sintió obligado a suspender la mesa y ordenar la salida de los negociadores de Cuba. Desde entonces vivimos un impase diplomático por la existencia de unos protocolos que para unos son la garantía necesaria para las partes de que un rompimiento permitirá un tiempo de reacomodación territorial. Para otros, como el presidente Duque y su comisionado Ceballos, jamás unos protocolos pactados para dar civilizadamente por rota una conversación sobre paz pueden incluir actos de barbarie y señalar los caminos para que sus autores se pongan a salvo de las órdenes de las autoridades judiciales. "Mientras sea Presidente, no contrataré un avión privado para recoger a los elenos en La Habana y dejarlos a donde ellos quieran", dijo Duque durante la ceremonia. Distinto de unos discretos esfuerzos de la nunciatura y de unos obispos, y del apoyo de representantes de la sociedad civil, los requisitos del Gobierno para sentarse nuevamente con el Eln han caído en el vacío. La situación interna de la organización es especialmente delicada por la falta de una jerarquía vertical. ‘Pablo Beltrán’, uno de los negociadores varados en La Habana, se mostró sorprendido con el atentado a la Escuela de Cadetes y lo atribuyó a la decisión de uno de sus frentes. La responsabilidad recae sobre alias Pablito, sanguinario guerrillero con alias de niño en edad de jugar con carritos, no de hacerlos explotar. Se le atribuyen más de 200 atentados contra el tubo y el asesinato del obispo de Armenia. Su verdadero nombre es Gustavo Aníbal Giraldo y su alias debería ser ‘Pablote’. Cuando fue capturado, en épocas de Álvaro Uribe, nos lo comunicaron como el golpe más duro contra un jefe militar del Eln en los últimos 40 años. Luego, era un objetivo de altísimo valor, lo cual no correspondió con la forma descuidada y casi cómplice con la que se permitió que ese hombre fuera rescatado por sus...

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