El origen del pánico de 2008: la crisis del mercado de crédito hipotecario en Estados Unidos - Núm. 19, Julio 2008 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 846377241

El origen del pánico de 2008: la crisis del mercado de crédito hipotecario en Estados Unidos

AutorMauricio Pérez Salazar
CargoDecano de la Facultad de Economía y profesor de las facultades de Derecho y de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, Colombia
Páginas19-54
Revista de economía institucional, vol. 9, n.º 19, s e g u n d o semestRe/2007, pp. 19-54
EL ORIGEN DEL PÁNICO DE
2008: LA CRISIS DEL MERCADO
DE CRÉDITO HIPOTECARIO EN
ESTADOS UNIDOS
Mauricio Pérez Salazar
*
A MANERA DE INTRODUCCIÓN: EL DINERO ESTÚPIDO
El tema de este ensayo es el pánico financiero de 2008. Uso la
expresión en dos sentidos. Hasta bien entrado el siglo XX, una
crisis como la actual se denominaba pánico. También uso la palabra
“pánico” en sentido literal, según el Diccionario de la Real Academia:
“aplícase al miedo grande o al temor excesivo sin causa justificada”.
En testimonio que rindió ante un comité del Congreso de los Es-
tados Unidos el 23 de octubre de 2008, el ex presidente de la Reserva
Federal, Alan Greenspan, afirmó:
Esta crisis ha resultado mucho más amplia de lo que hubiera podido imagi-
nar. De una crisis ligada a las restricciones de liquidez se transformó en una
crisis donde predomina el temor a la insolvencia [...] aquellos de nosotros que
esperábamos que el interés propio de las instituciones de crédito protegiera
el patrimonio de los accionistas (especialmente yo) estamos en un estado de
incredulidad estupefacta. La vigilancia del riesgo de contraparte es un pilar
central del equilibrio de los mercados financieros. Si falla, como ocurrió este
año, la estabilidad de los mercados se desploma (Greenspan, 2008).
Dejando de lado que la crisis se puede atribuir a sus decisiones cuando
actuó como regulador financiero en la Reserva Federal, su asombro
sería menor si hubiese tenido en cuenta que hay una brecha entre
la teoría económica y la realidad de los mercados. El supuesto fun-
damental de la teoría es la racionalidad de los agentes. La realidad
*
Decano de la Facultad de Economía y profesor de las facultades de Derecho
y de F inanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado
de Colombia, Bogotá, Colombia, [mauricio.perez@uexternado.edu.co]. Fecha de
recepción: 17 de noviembre de 2008, fecha de modificacion: 24 de noviembre
de 2008, fecha de aceptación: 3 de diciembre de 2008.
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Mauricio Pérez Salazar
Revista de e conomía institucional, vol. 10, n.º 19, se g u n d o semestRe/2008, pp . 19-54
nos recuerda que los agentes de carne y hueso no siempre actúan así.
Como dijo el gran economista inglés del siglo Xi X , Walter Bagehot,
uno de los fundadores de The Economist:
Mucho se ha escrito sobre pánicos y manías, mucho más de lo que con el
intelecto más dilatado podríamos seguir o concebir, pero una cosa es cierta:
en ciertos momentos mucha gente estúpida tiene mucho dinero estúpido […]
En cier tos periodos, el dinero de esa gente –el capital ciego del país, como
lo llamamos– es particularmente abundante e insaciable; busca a alguien que
lo devore, y hay una “plétora”; encuentra a ese alguien y hay “especulación”;
es devorado y hay un “pánico”
1
.
El análisis que sigue examina algunos aspectos conceptuales de las
burbujas en los mercados de activos, las funciones del sector financiero
en una economía de mercado, los problemas básicos de la regulación
financiera y el caso específico de los mercados de crédito hipotecario.
Luego describe los rasgos del cambio en el modelo de negocios de este
mercado en Estados Unidos que desencadenaron una crisis financiera
más amplia. Al final se examinan las respuestas de política que hasta
ahora se han dado a la crisis y se concluye con algunas conjeturas
sobre sus consecuencias.
EL CICLO DE VIDA DE UNA BURBUJA
Quizá la mejor demostración de que los agentes económicos no
siempre actúan de manera racional son las pirámides financieras
que se promueven en pueblos y ciudades intermedias (y a veces en
las capitales) de Colombia. Un financista astuto empieza a pagar
tasas de interés muy superiores a las de usura; se difunde la noticia
y acuden en masa los clientes. Parte de su propuesta de venta es el
cumplimiento religioso de sus obligaciones. Pero hay un problema
invisible para los felices ahorradores: el financista no tiene forma de
colocar lo que capta en inversiones tan rentables que cubran la ele-
vada tasa de interés junto con sus costos de operación. El financista
paga intereses a los clientes antiguos con el capital que consignan
los más recientes.
El esquema perduraría si hubiese infinitos recursos captables de
clientes nuevos. Pero como no hay infinitos en los mercados reales, un
día el local del audaz financista amanece cerrado ante una multitud
de ahorradores, estafados e iracundos. El esquema de financiación
1
Citado en Biggs (2006, 33).
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el oR i g e n d e l p á n i c o d e 2008
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piramidal o Ponzi, como se conoce en la literatura, demuestra que los
individuos a veces actúan con base en expectativas muy alejadas de la
realidad, en otros términos, que son irracionales. Paradójicamente, la
misma sabiduría popular ilustra esa irracionalidad: el refrán castellano
“de eso tan bueno no dan tanto”, y también la expresión populariza-
da por Milton Friedman para aludir a la escasez: “no hay almuerzo
gratis”. El pánico de 2008 es a su manera la pirámide pueblerina en
gran escala.
La teoría convencional, la misma que supone que los agentes
siempre actúan de manera racional, predice que el precio de un activo
(algo que se adquiere por su capacidad productiva y no para el con-
sumo inmediato) equivale al valor presente neto de los flujos futuros
de ingresos. Esa valoración depende en parte del retorno esperado
y en parte del riesgo asociado con el activo: la probabilidad de que
el flujo real sea menor que el previsto o que deje de existir. Para la
valoración el agente tiene en cuenta la mejor información disponible
en el momento de comprar o vender el activo. Por supuesto el precio
de mercado del activo cambia a medida que se adquiere información
adicional: elementos de juicio más completos acerca del futuro flujo
de ingresos. Eso es lo que hace que los precios de los activos suban
y bajen.
¿Qué caracteriza a una burbuja en un mercado de activos? En una
burbuja como la que vivió el mercado norteamericano de financiación
hipotecaria hay una ruptura. Se rompe el vínculo entre el precio actual
del activo y lo que puede producir en términos del flujo esperado de
ingresos futuros. Según la etapa de la burbuja, el precio de mercado
puede ser muy superior o muy inferior al valor subyacente del flujo
de ingresos esperado.
Tolstoi empezó su novela Ana Karenina con la frase: “Todas las fa-
milias felices son parecidas; cada familia infeliz es infeliz a su manera”.
A diferencia de las familias, todas las burbujas son a la vez parecidas y
diferentes
2
. La que primero se documentó ocurrió en Ámsterdam en
1636, en ese entonces la primera plaza financiera del mundo. Los ac-
tivos en cuestión eran, aunque parezca inverosímil, bulbos de tulipán.
Cuando estalló hubo una gran contracción económica (Kindleberger
y Aliber, 2005, 99-100).
2
Un excelente referente teórico y empírico de la historia de las burbujas en
los mercados de activos es Kindleberger y Aliber (2005), cuyo análisis se sigue
en esta sección.

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