Pagaron por la mitad de una represa y solo dejaron tubos
Cuatro meses antes de finalizar, la administración del gobernador Pablo Ardila contrató la construcción de un embalse en Subachoque (Cundinamarca) para controlar las aguas en la sabana en invierno, pero actualmente,  casi cinco años después, y tras el pago de mayores cantidades de obra, la presa no está terminada -solo hay el 15 por ciento- y su finalización es incierta.
La construcción del embalse, que debía recoger las aguas de la quebrada El Bobal y las de nacimientos de la zona de páramo, fue adjudicada por la Secretaría de Obras a un consorcio integrado por Grancolombiana Ingeniería y Construcciones (en concordato), Estructuras Especiales y Luis Javier Carrascal Quin.
La obra estaba valorada en 5.660 millones de pesos y debía ejecutarse en un año, a partir del 12 de diciembre del 2007. Sin embargo, dos días antes de cumplirse el plazo, el contratista solicitó la suspensión por 47 días y el 26 de enero del 2009, cuando debía reiniciar los trabajos, pidió un segundo aplazamiento, por 94 días, y luego, una prórroga de cinco meses...
Con esa estrategia, y argumentando dificultades en la compra de predios, por el invierno y problemas de diseño, el consorcio Pantano de Arce II logró que Empresas Públicas de Cundinamarca -que en octubre del 2008, durante la gobernación de Andrés González, recibió el contrato de la Secretaría de Obras- le concediera 11 suspensiones y dos prórrogas, con las cuales dilató el contrato durante 25 meses.
Recibió más plata
Para el momento en que debía entregar el embalse, el contratista había recibido 3.032 millones de pesos -el 53 por ciento del valor, aunque solo había ejecutado el 15 por ciento- mediante 11 actas aprobadas por la interventoría (en principio, a cargo de Intersubachoque y luego, de Hidrotec).
Esos cobros quedaron al descubierto a mediados del 2010, en un informe en el que el entonces alcalde de Subachoque Luis Roberto Latorre advertía de "inconsistencias" entre las obras cobradas y "las realmente ejecutadas". "Veía que las excavaciones reportadas no correspondían al material depositado y tampoco había tubería instalada", le dijo a EL TIEMPO el ahora exalcalde Latorre.
Pero la obra ya estaba paralizada. "Se constató que no hay equipos, ni personal ni residentes de contratista e interventoría", señaló el recién nombrado director de Supervisión, Diego Bonilla, en varios de sus reportes de visitas realizadas entre junio y agosto del 2010.
Solo hasta que un estudio de la Universidad Nacional confirmó...
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